Seguimos con el repaso a esos libros que han ayudado a la difusión de las teorías de la conspiración más conocidas, algunas de ellas (hoy hay buenos ejemplos) sencillamente hilarantes.
–Earth not a globe fue un tratado de 1881 firmado por Samuel Birley Rowbotham. Inicialmente no fue más que un panfleto de dieciséis páginas, pero Rowbotham lo reescribió, dando lugar a una obra de casi quinientas. Sus teorías acerca de que la Tierra en realidad es plana tuvieron alguna difusión mientras él vivió, siendo su Astronomía Zetética, tal y como él la llamó, motivo de disputa con algunos importantes científicos de su tiempo. Tras su muerte la Astronomía Zetética siguió ganando adeptos, aunque vivió un período de decadencia tras la Gran Guerra. La carrera espacial mostró fotos por primera vez de nuestro planeta desde el espacio, aunque los zetéticos seguían afirmando que la Tierra en esas fotos parecía redonda porque los observadores no tenían el ojo bien entrenado (sic). Los zetéticos fueron uno de los grupos que manifestaron públicamente que la llegada del hombre a la Luna fue un montaje, un rodaje de Hollywood basándose en un guión del escritor de ciencia ficción Arthur C. Clarke (años más tarde Clarke, jocosamente, se quejó de no haber visto ningún dinero por tan importante trabajo). A partir de los años 70 los zetéticos se multiplicaron, y todavía hoy afirman que la tierra es un disco plano, rodeado por una muralla de casi cincuenta metros de hielo, cuyo centro es el Polo Norte. Han llegado a afirmar que la bandera de las Naciones Unidas, que muestra un planeta con esa forma, es una prueba palpable de que las altas esferas saben de sobra que la esfericidad de la Tierra es un gran engaño.
–Jack the Ripper: The Final Solution, de Stephen Knight, fue publicado en 1976, y arrojaba un poco de luz sobre algunos de los crímenes del famoso (y anónimo) asesino en serie Jack el Destripador. Eso sí, lo hacía a costa de elaborar una alucinante teoría que implicaba al popular pintor inglés nacido en Alemania Walter Sickert, a sociedades francmasónicas y a la familia real británica. Según Knight, los asesinatos se cometieron para encubrir un matrimonio secreto del hijo primogénito del príncipe de Gales (y por tanto heredero a la Corona), Alberto Víctor de Sajonia-Coburgo-Gotha, y una chica católica. Fue precisamente el supuesto nieto de ésta, Joseph Gorman, que también aseguraba ser hijo ilegítimo de Sickert (que sería el que le habría contado en primera instancia la historia) el principal testimonio en el que basó Knight su libro, todo a raíz de un exitoso docu-drama emitido en la televisión británica. El libro causó gran impacto, y ha calado en el imaginario popular gracias a múltiples versiones que incluyen la popular novela gráfica de Alan Moore, llevada después al cine, titulada From Hell. Sin embargo, Gorman acabó retractándose de todas sus afirmaciones, lo que invalida totalmente las teorías de Knight. Pero el mal ya estaba hecho, y la implicación del heredero al trono ya es tomada como cierta por gran parte de la sociedad británica. La complicada vida secreta del príncipe tampoco ayuda: murió supuestamente por una neumonía, pero para muchos realmente no fue sino víctima de uno de los estadios finales de la sífilis. Se ha llegado a afirmar que contrajo dicha enfermedad en las Antillas, pero otras teorías aún más inverosímiles hablan de que Alberto Víctor enfermó de sífilis después de una visita a un burdel homosexual londinense.