Cada doce meses la revista Forbes, de la que poco o nada sabemos la mayoría de la gente, aparece en todos los medios de comunicación gracias a la publicación de sus archiconocidas listas de los más ricos del planeta. Y es que, efectivamente, estamos hablando de una publicación de carácter económico, la más importante de los Estados Unidos junto a Fortune. Tanto una como otra aparecen cada dos semanas, al contrario que la tercera revista en discordia de su temática, Bloomberg Businessweek, que es semanal. Las tres proceden a elaborar concienzudas listas, y hay que decir que aunque fuera de Estados Unidos la que más relevancia parece tener es la de Forbes, las de las otras dos publicaciones son igualmente populares en los ámbitos financieros de su país de origen.
Forbes es la más antigua, y fue fundada en 1917 por Bertie Charles Forbes, un periodista financiero de origen escocés que fue el autor de libros que marcaron tendencia en la época tales como Finance, business and the business of life (1915), Men who are making America (1917) o How to get the most out of business (1927). Su popularidad en los círculos económicos, ligada a sus artículos en publicaciones del empresario William Randolph Hearst, lo animó a fundar su propia revista, para lo cual recurrió a Walter Drey, que era uno de los máximos responsables de la Magazine of Wall Street. Forbes se convirtió en socio capitalista de esta pequeña sociedad, delegando gran parte de las decisiones en Drey, que rápidamente convirtió a la revista Forbes en un importante punto de referencia para los interesados en finanzas y economía de la época.
Al amparo del éxito de Forbes, que vivió su primera época en los felices años veinte (felicísimos sobre todo para muchas empresas estadounidenses que estaban empezando a despuntar), aparecieron sus competidoras, aunque en un momento bastante menos propicio, a priori: Fortune, por poner un ejemplo, nació justo cuatro meses después del crack de la bolsa de 1929. Esto, que podría parecer un suicidio editorial, en realidad respondió a una necesidad, la de miles de pequeños y medianos inversores que pedían a gritos una nueva guía para no dilapidar el capital disponible (poco en comparación con años anteriores pero todavía importante). El miedo era atroz, y Fortune supo responder a él con una visión optimista pero realista de la situación. Fortune apostó fuerte desde el principio, con un precio muy superior a lo habitual (el primer número costó nada menos que un dólar, una cantidad desorbitada para la época), utilizando profusamente ilustraciones y fotografías (la mayoría de sus competidoras se limitaban básicamente a imprimir listas estadísticas), imprimiendo la revista de la manera más llamativa, y también por tener una conciencia social en sus artículos que apenas podía intuirse (siendo muy benevolentes) en el resto de publicaciones de la época. También se contrató a escritores y economistas conocidos por su buena redacción para darle a la revista un toque distintivo. Como anécdota hay que decir que el nombre con el que iba a salir Fortune en un principio fue el de Power (“Poder”).
Forbes, Fortune y Bloomberg Businessweek (que es conocida simplemente como BusinessWeek y que fue fundada en 1929, meses antes que Fortune) conviven en la actualidad y prácticamente copan el mercado de revistas financieras en Estados Unidos. En la última década, y al tiempo que las tiradas de todas las revistas económicas iban reduciéndose de forma dramática (Forbes, la más importante de ellas, no se ha librado de esta recesión), es precisamente Fortune la única que ha informado de una ligera mejoría en sus números de ventas y de lectores. Tal y como ocurrió en los años treinta, parece ser que los editores de Fortune siguen siendo los más listos a la hora de hacerse fuertes en momentos de crisis económicas importantes.