La reina de las publicaciones masculinas para adultos no pasa por sus mejores momentos. En realidad, casi todas las revistas del sector (incluyendo a sus dos grandes competidoras, Penthouse y Hustler), han tardado en reaccionar a la revolución que significó Internet. Porque Internet, casi desde un primer momento, se ha convertido en un vivero de contenido para adultos ante el que las publicaciones periódicas que hemos mencionado o las productoras y distribuidoras de cine erótico y porno poco o nada han podido hacer. Pero, aunque esté en horas bajas y su intento de adaptarse a las nuevas tecnologías haya sido malo y a destiempo, Playboy ya ocupa un lugar importante en el imaginario colectivo, y difícilmente podría borrarse su nombre de la cultura popular incluso si desapareciera en los próximos tiempos.
También será imborrable el nombre del creador de Playboy, seguramente el dueño de una revista más famoso y carismático de los últimos cincuenta años. Porque, ¿acaso no es imposible desligar el nombre de Playboy y de todo lo que representa del de Hugh Hefner? El bueno de Hugh, ya a estas alturas un venerable anciano con el mayor complejo de Peter Pan de la historia, sigue viviendo igual que hace medio siglo: en el más absoluto lujo y rodeado de veinteañeras. Fundó Playboy en 1953, y no debía de tenerlas todas consigo en el éxito del proyecto ya que, aunque la portada estaba ocupada por Marilyn Monroe, el ídolo erótico por antonomasia (no sólo de esa época sino, por extensión, de todas), la nueva cabecera creada por él ni siquiera consignaba la fecha de publicación, un ardid otrora muy extendido entre revistas que están empezando ya que, al no existir ésta, la revista puede permanecer ad infinitum en los quioscos sin que parezca que es antigua.
Hefner se equivocaba al dudar de la viabilidad de Playboy: no sólo arrasó esa primera edición de la revista, sino que pronto se convirtió en una publicación de referencia. Fuera de Estados Unidos solemos asociar la revista solamente a sus conejitas y sus playmates, pero para los estadounidenses, y durante mucho tiempo, Playboy fue un lugar en el que encontrar literatura corta de calidad de algunos de los autores más prestigiosos del momento. También han sido muy importantes las entrevistas aparecidas en la revista, que van desde John Lennon a Sartre y desde Carl Sagan a Yasser Arafat.
Las dos competidoras ya mencionadas de Playboy, Penthouse y Hustler, siempre han ocupado puestos secundarios en el mercado, y su contenido gráfico ha sido bastante más explícito, sobre todo en el caso de Hustler (que incluso ha coqueteado con parafilias habitualmente consideradas aberrantes). Penthouse, en cambio, con el tiempo ha tendido a suavizar sus fotografías y a parecerse cada vez más a Playboy, aunque sin llegar jamás a hacer peligrar el puesto de honor de la revista de Hefner como líder de las publicaciones para adultos en todo el mundo.