La revista Cosmopolitan es una de las revistas femeninas más importantes del mundo editorial actual, pero no nació como tal, sino como revista familiar, y sus orígenes se remontan nada menos que al año 1886. Eso sí, ya desde el principio incluyó amplios artículos dedicados a la mujer, aunque siempre desde la perspectiva de la época (es decir, enfocados a su labor como ama de casa y amantísima esposa). Tras un cambio de dueño poco después, empezó a incluir pequeñas obras de ficción de autores que nos son conocidos, tales como pueden ser Jack London, Ambrose Bierce o Rudyard Kipling. En 1897, por ejemplo, se publicó en Cosmpolitan, de forma seriada, la popular novela de H. G. Wells La Guerra de los Mundos.
En 1905 el magnate editorial William Randolph Hearst compró la revista, que entró en una edad dorada que duraría hasta los años cincuenta. Durante este período de bonanza, Cosmopolitan contó con colaboradores de la entidad de George Bernard Shaw, Upton Sinclair o David Graham Philips, llegó a tener tiradas cercanas a los dos millones de ejemplares, y se afianzó como una de las revistas más importantes de la época. Sin embargo, Cosmopolitan se vio afectada, como la mayor parte de las publicaciones periódicas estadounidenses, por el boom de la televisión de los años 50: de repente, las revistas perdieron cientos de miles de lectores, que ya no veían en ellas su primera opción para el ocio y la información. Esto desencadenó un curioso fenómeno: muchas de ellas, que tenían temáticas generalistas, se reinventaron, especializándose en temas muy concretos. Cosmopolitan, que ya llevaba un tiempo sin incluir ficción (relatos y demás), dio un giro espectacular en la década de los sesenta, con Helen Gurley Brown como editora jefe, convirtiéndose en una revista enfocada al público femenino.
Las críticas no tardaron en llegar: Cosmopolitan, durante los ochenta años anteriores, se había labrado un prestigio bien merecido como revista seria, con especial hincapié en temas literarios, y de repente llegaba a los quioscos irreconocible, con chicas con poca ropa en la portada y hablando de temas que poco o nada tenían que ver con los anteriormente habituales. Gurley Brown no se amedrentó por las voces en su contra, y Cosmopolitan siguió sus designios. En los años 70 se hizo aún más popular gracias a unas fotos del entonces semidesconocido Burt Reynolds, muy ligero de ropa para disfrute de las lectoras más atrevidas del momento.
Cosmopolitan, como muchas revistas enfocadas al público femenino, ha ido progresivamente abordando temas más controvertidos y menos políticamente correctos desde los 70, incluyendo poco a poco noticias y artículos relacionadas con el sexo, aunque otros temas recurrentes serían la salud o la moda. Hoy día es una de las revistas de este género más vendidas, se publica en más de cien países (aunque fue prohibida en otros como Singapur) y cuenta con ediciones en nada menos que 36 idiomas. Aún sigue perteneciendo a la empresa fundada por Hearst, al igual que otras publicaciones como Marie Claire, Harper´s Bazaar, Esquire o la popular revista O, de Oprah Winfrey.