Anuncios entre capítulos, rondando las páginas, al principio y al final, cada vez que reemprendamos la lectura. Estas son las posibilidades que parece ofrecer el mundo de la publicidad en los libros.
Amazon ya ha dado un primer paso para sus lectores electrónicos: si quieres un Kindle de última generación más barato no tienes más que aceptar ver anuncios. Por el momento no son intrusivos -es decir, dentro del libro- así que se mostrarían al iniciar la lectura y en los momentos en que se encendiera el salvapantallas.
Otros medios de venta de ebooks, sobre todo en ordenadores personales, juegan a introducir la publicidad web habitual, como Ad-Sense o banners concertados, alrededor del marco de lectura. No se puede decir que molesten demasiado, pero eso ya es cuestión de gusto y de tiempo dedicado a leer en pantalla.
Está claro que lo que busca Amazon es rebajar lo máximo posible el precio de su dispositivo para llegar a dominar el mercado a través de su propia tienda de contenidos, una estrategia que en EEUU le está dando un resultado fantástico y que hace que importar desde Estados Unidos el Kindle sea más barato en España que la mayoría de lectores que se venden en las tiendas.
De todas formas, aunque parezca mentira, el mundo de la publicidad y el de los libros lleva mucho tiempo entremezclado. En la época dorada del folletín, los libros de Alejandro Dumas y de Arthur Conan Doyle eran vendidos de manera fraccionada y llevaban publicidad por todas partes. Aunque esta práctica fue perdiendo fuerza a medida que la industria editorial mejoraba y los lectores eran más selectos y exigentes con lo que compraban, la aparición de las ediciones de bolsillo superbaratas también propició la aparición en los años 60 y 70 de anuncios a página completa dentro de los libros. Algo que hoy contemplamos con horror y que puede que sea el futuro de una nueva época para el mercado destinado al consumo rápido o a la literatura salida directamente de bombazos inmediatos nacidos en Internet.
Vía: Arts Beat