Aprovechando que se acaba de estrenar en algunos cines españoles un exhaustivo documental sobre el Cantar de Roldán (o Chanson de Roland, en francés), no está de más hablar de uno de los más importantes textos del Medievo europeo. No deja de ser curioso que una simple escaramuza diera lugar a un cantar de gesta que, aparte de ser el más antiguo en lengua romance que se conserva, tuvo una gran influencia en la literatura del continente durante los siglos inmediatamente posteriores.
En realidad la mal llamada Batalla de Roncesvalles (año 778) no fue casi con certeza más que una emboscada que los vascones tendieron a la retaguardia del ejército carolingio, que habían cruzado los Pirineos para combatir a ciertas facciones de los musulmanes recién llegados a la Península Ibérica. No era intención de este ejército, por cierto, encabezado por un jovencísimo Carlomagno (que posteriormente sería nombrado emperador), expulsar a los musulmanes de la Península: en realidad los carolingios venían a auxiliar a algunos caudillos en sus guerras intestinas. Tras sitiar Zaragoza llegan noticias de que los sajones han iniciado una revuelta, por lo que Carlomagno decide regresar a su reino, no sin antes saquear Pamplona. El ataque vascón puede que estuviera motivado por este saqueo.
Sin embargo, la Chanson de Roland no sólo magnificó este hecho, ensalzando la valentía de los franceses y multiplicando hasta límites increíbles el número de los asaltantes, sino que cambió al enemigo: no son los beligerantes vascones, sino sarracenos, y se habla de nada menos que 400.000 de ellos. Aparte de que resulta imposible de que en pleno siglo VIII existiera un ejército europeo capaz de movilizar tal cantidad de soldados, y dejando a un lado el hecho innegable de que el cantar de gesta fue escrito varios siglos después del incidente armado (seguramente a finales del siglo XII), no hay que olvidar la función que los cantares de gesta tenían, lo cual justifica la exageración. El que en vez de vascones fueran sarracenos también es comprensible: para entonces ya era primordial en el imaginario colectivo europeo la confrontación entre el cristianismo y la religión mahometana, no tanto así todavía en el siglo VIII, cuando apenas acababan de desembarcar en el continente europeo y los monarcas de la época estaban más entretenidos en matarse entre ellos que otra cosa.
Para los franceses la Chanson de Roland es un texto imprescindible de la historia de su literatura, aunque es bastante desconocida en España pese a relatar hechos, ficticios pero con un trasfondo histórico, que se desarrollaron en nuestro país. También es interesante acercarse a esta Canción debido a que influyó notablemente en las letras hispanas de la Edad Media.
Cantar de Roland