Casi en todas partes hay fantasmas, o al menos leyendas de fantasmas. La Península Ibérica no podía ser menos, y si hace unos años quedamos sorprendidos por el vídeo filmado en Sintra en el que se mostraba un accidente de tráfico provocado por Teresa Fidalgo, “la chica de la curva” portuguesa (“O fantasma da Boleia”), tampoco podemos olvidar las psicofonías del antiguo edificio de la Diputación Provincial en Granada (actual Catastro, que por cierto da más miedo), la fantasmagórica Campana de Velilla aragonesa, la Santa Compaña, las leyendas de la Pesanta o las conocidas Caras de Bélmez.
Barcelona, la más cool de las ciudades de la piel de toro, tampoco se libra. Acaba de salir a la venta un libro, Fantasmas de Barcelona, escrito por Sylvia Lagarda-Mata, en el que se recopilan casi doscientas historias ambientadas en la Ciudad Condal y en la que se proponen, como si de una guía turística se tratara, trece rutas para conocer la historia “fantasmal” de la ciudad. Sí, trece, precisamente trece.
Los fantasmas barceloneses, nacidos de la superstición local aunque algunos sustentan su leyenda en hechos reales, abarcan un período muy amplio de tiempo: el más antiguo sería un rey godo que, según parece, habita en las oscuras naves de la catedral barcelonesa. El último en llegar es mucho más reciente, de 1998. Que el siglo XXI todavía no haya dado pie a fantasmas de nuevo cuño tampoco es raro: pese a la insistencia de ciertos parapsicólogos y “científicos” de lo paranormal desde ciertos (y populares) programas de radio y televisión, lo sobrenatural parece estar en decadencia. También han decaído los avistamientos de OVNIS. En realidad ¿quién necesita de estos llamativos fenómenos cuando una mirada a la prensa diaria o a nuestra cuenta bancaria ya es, de por sí, suficientemente inquietante?
El libro fue editado primero en catalán y es ahora cuando, con algunos relatos añadidos, aparece por primera vez en español. Lagarda-Mata se sorprendió, al documentarse, de la gran cantidad de historias que iba descubriendo, muchas más de las que ella presuponía en una ciudad como la barcelonesa.
La geografía de esta particular guía abarca casi todos los barrios de la ciudad: en Gràcia, por ejemplo, hay un cementerio de indigentes bajo la plaza de Gal·la Placidia. Detrás del mercado de la Boquería también se encuentra el Cementerio del Corralet, en donde iban a parar los cadáveres de enfermos mentales de un hospital cercano. Más macabra todavía es la historia del Hostal Flor de Lis, en donde, según se decía, algunos huéspedes ricos eran asesinados para, con su carne, alimentar a otros clientes.
Fantasmas de Barcelona, más que hacer hincapié en lo macabro, sirve también, tal y como ha indicado la autora, para dar a conocer a los barceloneses un pedazo de la historia de su ciudad, por mucho que, las más de las veces, ésta sea de carácter bastante truculento.
Sylvia Lagarda-Mata
Fantasmas de Barcelona