Dentro de todos los subgéneros de la novela negra, que mira que nos gusta clasificar las cosas casi hasta el ridículo, encontré el otro día, navegando por internet, uno que no conocía y que me llamó poderosamente la atención: los bibliomisterios. Los libros incluidos en este subgénero son libros de misterios (casi siempre del tipo enigma) con fuerte protagonismo de todo lo relacionado con el mundo del libro: autores, bibliotecas o, sobre todo, los libros mismos: Manuscritos antiguos con códigos que descifrar, libros malditos, claves escondidas en bibliotecas o archivos… y, claro está, un héroe que debe desfacer todo el entuerto mientras los muertos se acumulan o el tiempo se acaba. Esta sería la estructura de la mayoría de estas novelas pero hay mucho más.
Aprovechándonos del listado realizado por la Biblioteca Pública de Evanston (que mejor que una biblioteca para hacer una lista de una clasificación, clasificando a su vez) vamos a ver algunos ejemplos, publicados en castellano o no, de los que más me han llamado la atención, evitando en lo posible las “conspiraciones históricas que pretenden ser un misterio y que se resuelven con un deux machina” que no me parecen que encajen aquí, por mucho que haya libros, libreros y bibliotecas.
Si hablamos de bibliotecas hay que nombrar a Umberto Eco y El nombre de la Rosa, pero como etiquetar la obra del italiano parece complicado (tal como dice el mismo, no es que Dan Brown se inspire en él, es que Brown es un personaje de Eco) pasamos a cosas menores. Allen Kurzweil nos presenta en La gran complicación a Alexander Short un bibliotecario referentista, ahí es nada, cercano a la compulsión obsesiva que anota absolutamente todo en un cuaderno que lleva a todas partes. Un excéntrico bibliófilo, como no, le contrata para trabajar horas extra investigando la desaparición de un reloj de bolsillo que había pertenecido a un inventor del siglo XVIII.
Charlaine Harris está siendo publicada en España gracias al éxito de la serie televisiva True Blood basada en su serie Sookie Stackhouse, pero por ahora solo se han traducido los libros de vampiros sureños y los de Harper Connelly. Esperamos que pronto le llegue el turno a otras series de esta autora, sobre todo a la de Aurora Teagarden, joven bibliotecaria aficionada a los misterios que pertenece al club Real Murders compuesto por doce miembros que se reúnen para estudiar crímenes extraños o sin resolver. Y, claro está, se verán envueltos en un crimen real.Hay más libros no publicados en castellano que me gustaría poder leer como el Oxford Exit de Veronica Stallwood, en que la novelista Kate Ivory se hace pasar por catalogadora en la Biblioteca Bodleiana para encontrar un hacker que está alterando el catálogo online para ocultar robos. (¿Cómo se hace una pasar por catalogadora? ¿un moño y una rebequita son suficientes?).