Después de un buen número de artículos en este blog dedicados al mundo del libro electrónico, los ebooks y los e-readers, me he dado cuenta que muy pocas veces nos hemos dirigido al que tiene la sartén digital por el mando: el editor actual.
Hemos hablado de los derechos de los autores, de los lectores, de definiciones varias, del mercado americano, de la situación imprecisa que vivimos en la industria editorial española, de lo que nos gustaría que fuese, de lo que viene con Google Books, de cómo los libreros tienen que adaptarse, en fin, de muchas cosas pero sin concretar unos cuantos mensajes que en muchas editoriales, por lo que he podido comprobar en los últimos meses, hacen falta como el agua. Vamos a ir por partes.
1. El iPad es una tableta no es un lector. Por mucho que a tu maquetador le vuelva loco y todos los diseñadores quieran uno y en el departamento de marketing te insistan porque hablar de Apple es ganar el favor de un sector de la prensa, un iPad sirve para leer libros de manera ocasional y es un mercado que tienes que tener en cuenta, pero no es EL mercado ni sus usuarios son los que debes buscar. Es más, cada vez que hablas del libro electrónico con un iPad como ejemplo son muchos los que piensan que no tienes mucha idea de lo que estás diciendo.
2. El DRM no funcionó con la música, así que no funcionará con tus libros. No importa lo que te cuenten, no hay protección que aguante. Los libros se podrán copiar quieras o no, lo único que consigues con el DRM es molestar a la gente que ha pagado por un libro y se encuentra que todo son problemas para poder acceder o compartir el material con otros de sus dispositivos.
3. El Kindle de Amazon se vende poco en España, pero es probable que suban sus ventas ya que es un modelo subvencionado. Su precio y la conexión 3G están pensados para que la gente compre libros. Es mejor tener a los fabricantes de e-readers como aliados, igual que a las teleoperadoras que pronto querrán entrar en el juego.
4. El precio. Es difícil de aceptar, pero si los precios son más altos que los libros de bolsillo tus potenciales compradores irán a por el bolsillo y el resto se lo bajará gratis. En el caso de que creas que la solución es no ponerlo en formato digital, no te preocupes: ellos lo harán por ti y es posible que hasta arreglen las erratas que se colaran en la edición, como ya está pasando.
5. Los usuarios no quieren todo gratis, lo quieren todo fácil. Haz que la compra de un libro sea una experiencia rápida y agradable, adórnalo de un halo social, que el libro electrónico y el físico se complementen de alguna manera. Innova. Piensa. Crea. No todo es venta directa, existe el alquiler, el acceso on-line, la fragmentación de obras…
6. Todo no va a cambiar de hoy para mañana. Estas cosas van lentas, muy lentas, y todavía quedan interrogantes por delante, pero lo que está claro es que hay que ir empezando a plantar las bases que nos servirán para que el mundo de la literatura siga adelante. Puede que creas que esto no va contigo pero, tarde o temprano, acabará por alcanzarte y para entonces es posible que te cueste muchísimo más subirte a los tiempos modernos.