Los medios de comunicación, por lo general, dan por hecho que el premio de novela más importante en España es el Premio Planeta, pero esto es debido a factores que poco o nada tienen que ver con la literatura. En primer lugar, es el premio literario mejor dotado económicamente, ya no sólo en España e Iberoamérica, sino en el mundo, sólo siendo superado por el Premio Nobel de Literatura. El Premio Planeta y el Nobel (o, dentro de las letras hispanas, el Miguel de Cervantes) no son comparables ya que éste premia a autores concretos por el conjunto de su obra, no por un libro en particular. De no ser así habría que afirmar sin ningún rubor que el premio más importante en lengua española es el Cervantes. Volviendo al Planeta, y dejando a un lado el valor económico del premio (nada menos que 600.000 euros), también influye en su popularidad tanto la campaña publicitaria que, año tras año, se orquesta a su alrededor, como la elección como ganadores (y, en menor medida, como finalistas) de escritores muy conocidos. Esto no ha sido siempre así: hay que tener en cuenta que el premio fue instaurado en 1952, pero es evidente, al observar el palmarés del certamen, que en los últimos 25 años han ganado de forma recurrente escritores consagrados o, incluso, figuras públicas que no eran conocidas por sus novelas, caso del filósofo Fernando Savater (ganador en 2008) o del diplomático y presentador de televisión Fernando Schwartz (que hizo lo propio en 1996). Esto ha hecho que los premios se hayan labrado su propia leyenda negra, sobre todo en círculos no afines a la mayor editorial en lengua española del mundo. Las declaraciones de Ernesto Sábato y Miguel Delibes (ambos denunciaron que se les había ofrecido ganar el premio) tampoco ha sido de ayuda al respecto.
Otro premio muy mediático es el Nadal, el más antiguo de España ya que su primera edición se convocó en 1944. Otorgado por Ediciones Destino (curiosamente ligada desde hace años a Planeta), es uno de los “caramelos” más codiciados por los escritores en lengua española de ambos lados del Atlántico. Aunque habitualmente el premio (que en la actualidad está dotado con 18.000 euros) servía para descubrir nuevos talentos, se ha acusado a los organizadores de revertir esta tendencia en los últimos años, más concretamente desde que Planeta se hizo con el control de Destino. El que se haya hecho la modificación de cambiar el segundo premio por un premio de “mejor primera novela” ha añadido más leña al fuego, pero este cambio puede estar motivado por su propia leyenda negra, que decía que ser finalista del Nadal era un mal presagio para la carrera literaria del autor. Así, podemos decir que la mala prensa del premio Planeta y de la editorial que lo convoca ha perjudicado al premio Nadal.
Otro premio con solera sería el Alfaguara, generosamente dotado con 175.000 dólares, un premio que aunque fue creado en los años 60 estuvo desaparecido desde 1973 hasta 1997. Es un galardón muy bien valorado debido a su interés en premiar obras que puedan ser comercialmente viables tanto en España como en América, por lo que no es infrecuente (más bien al contrario) que sean autores americanos los que lo ganen.
El premio Herralde, creado en 1983 y dotado con 18.000 euros, cuenta con un intangible a su favor que ha ayudado a que sea extremadamente prestigioso: está organizado por la editorial Anagrama, una de las mejores valoradas por público y crítica en la actualidad. También ha sido dominado en los últimos años por autores americanos, y cuenta con la peculiaridad de que habitualmente se publican, aparte del ganador y del finalista, una tercera obra de entre las presentadas. De hecho, para muchos autores el simple hecho de publicar con Anagrama ya supone suficiente premio.
Otros premios importantes son el Café Gijón (creado en 1950 y en la actualidad gestionado por el ayuntamiento de Gijón), el Minotauro (especializado en literatura fantástica y que es el premio mejor dotado del mundo en estos géneros), el del Ateneo de Sevilla, el Tusquets (de reciente creación y que venía a sustituir al famoso premio La Sonrisa Vertical, de temática erótica), el Primavera (dotado con nada menos que 200.000 euros y que también ha generado suspicacias por la elección de ganadores) o el Torrente Ballester, promovido por la Diputación de La Coruña, entre otros muchos certámenes.