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¿Tienen futuro las lenguas artificiales?

AutorVíctor Miguel Gallardo el 21 de agosto de 2010 en Opinión

Esperanto

No son pocas las lenguas creadas expresamente por el hombre, ya sea para enriquecer el contexto de obras literarias (la fantasía épica y la ciencia ficción son especialmente propensas a introducirlas, baste mencionar a J. R. R. Tolkien, a George Orwell o a Anthony Burgess), bien por motivos menos mundanos. Así, por ejemplo, la más importante de ellas, el esperanto, nació como lengua auxiliar. Así es: Lázaro Zamenhof, el oftalmólogo polaco que la creó, no quería que el esperanto se convirtiera en una lengua común de uso mayoritario, sino que pensaba que serviría a la perfección como segunda lengua en encuentros entre personas de diferente nacionalidad. No obstante, una corriente dentro de los esperantistas defiende que el esperanto se convierta en lengua universal, desplazando a los idiomas existentes. En mi opinión sus pretensiones están bastante desfasadas: es lógico pensar, hace un siglo, en un idioma que pudiera servir de puente entre hablantes de diferentes lenguas para así no imponer a nadie la enseñanza de una segunda lengua extranjera, pero a día de hoy, y debido tanto a la influencia de los mass media (nótese que no es gratuita la inclusión de este término en estos momentos) como a otros factores, entre los cuales no es precisamente el menos importante el avance de la educación obligatoria en gran parte de los países, educación obligatoria que usualmente incluye en sus programas de estudio segundas y hasta terceras lenguas, ya no es necesario inventarse una lengua que conozca una gran parte de la población mundial. Y no es necesario porque ya existe: nos guste o no una gran parte de la humanidad puede hacerse entender, mal que bien, en inglés. Existen ya países, tal es el caso de los escandinavos, en el que la fluidez en inglés de gran parte de la población es, si no comparable al idioma nativo, sí al menos equiparable al de muchos angloparlantes.

De todas formas, la influencia de los principales idiomas artificiales en estos momentos podría calificarse, siendo muy generosos, de residual. El esperanto, el más extendido, apenas es hablado por unos cientos de miles de personas en todo el mundo, siendo muy pocos (estoy hablando de unos pocos miles) los nativos esperantistas. Se podría pensar, teniendo en cuenta los idiomas que fueron su base, que debería estar más extendido en países cuya lengua principal es una lengua romance. No obstante es China uno de los países con una comunidad esperantista más activa: para un chino resulta más fácil aprender otro idioma (uno que, además, no tiene connotaciones políticas para el régimen comunista) que ciertos dialectos de regiones vecinas.

El ido es otra de las lenguas construidas más populares. Se trata de una variación significativa del esperanto: occidentalizó aún más su grafía (eliminando los signos diacríticos) y acometió ciertas reformas que eran demandadas por la comunidad esperantista de principios del siglo XX. Aunque en un primer momento adquirió cierta fuerza a costa de su lengua matriz, acabó cayendo en desuso, y no ha sido hasta fechas recientes (en parte gracias a Internet) que ha vuelto a adquirir protagonismo. Un protagonismo, ya lo habrán adivinado, mínimo.

Klingon

La interlingua, en cambio, sí vivió en tiempos recientes un cierto auge. En contraposición al esperanto, en cuyo idioma se han escrito novelas, se han rodado películas y se han grabado canciones (y que además aparece como idioma universal en algunos libros y películas ambientados en el futuro), la interlingua ha tenido su caldo de cultivo dentro del ámbito científico, siendo considerada por muchos como un idioma perfecto para la difusión de estudios y análisis. Sin embargo, y pese a que en un principio intentó convertirse en la nueva lengua franca europea (comparándose con el latín que, lingüísticamente, unió al continente durante la dominación romana), hay que hacer notar que el empleo y uso del inglés en la parte occidental de Europa y del alemán y el ruso en la parte oriental hacen innecesaria, repito, la difusión de un idioma que, de partida, cuenta con el inconveniente de ser casi desconocido para millones de personas.

Volviendo al principio, a la pregunta que da título a este post, tengo que responder que no, que no tienen futuro, al menos las lenguas construidas serias. Lo más probable es que dentro de un siglo las lenguas artificiales más extendidas sean aquellas surgidas del ámbito literario o fílmico. Será cuanto menos curioso ver triunfar al sindarin o al klingon allí donde el esperanto y la interlingua fracasaron.

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