Cada vez que escribimos un post sobre el mundo del libro electrónico tenemos la manía de remarcar la diferencia entre e-reader (lector electrónico) de e-book (libro electrónico) ya que parece lógico, tal y como hacen los anglosajones, separar claramente el contenido del continente. Así mismo, la literatura sobre el tema suele diferenciar los términos y casi queda de “enterado” hacerlo. Pues la Real Academia de la Lengua ha decidido que no, que para qué, que todo se llama libro electrónico y punto.
Así el “libro electrónico” tendrá dos acepciones:
1. Dispositivo electrónico que permite almacenar, reproducir y leer libros.
2. Libro en formato adecuado para leerse en ese dispositivo.
Esta modificación aparecerá incluida en la actualización que se llevará a cabo este verano de la edición en línea y en la impresa que se espera para 2013.
Siempre hay decisiones de la Real Academia de la Lengua que no acaban de gustar a todos (es lo normal en un idioma tan rico en dialectos y hablantes) pero en este caso me parece que, además, se comete un error de fondo: tanto los e-books como los e-readers son productos comerciales y a la hora de venderlos no sólo vamos a diferenciarlos por su precio, necesitamos que el idioma se adapte a la realidad.
Quiero decir con esto que el uso de los dos términos es más claro que la unificación. Parece que es un caso de desconocimiento o de simple equiparación con el libro tradicional donde contenido y continente son inseparables pero, ahora, yo puedo tener mi e-reader lleno de apuntes de clase, o todos los artículos de una revista ¿sigue siendo un libro electrónico? ¿Sería normal llamar ordenador tanto al aparato como a los miles de programas que contiene?
Llama la atención esta decisión a la vista de lo que se puede encontrar en la definición actual de libro:
Obra científica, literaria o de cualquier otra índole con extensión suficiente para formar volumen, que puede aparecer impresa o en otro soporte. Voy a escribir un libro. La editorial presentará el atlas en forma de libro electrónico.
Por si acaso alguien de la RAE lee esto tan solo un apunte: si incluyen una tercera acepción como libro electrónico del tipo “Lector electrónico” al menos permitirán a la gente que sabe de qué habla hacerlo con propiedad y, además, siguiendo las normas de la RAE. Si no, simplemente, seguiremos usando el inglés.