-El dramaturgo George Bernard Shaw recibió una vez una tarjeta de visita de una dama conocida por buscar la amistad de personas famosas. La tarjeta decía “La Señora X se encontrará en su domicilio el martes de la semana siguiente, entre las cuatro y las seis de la tarde“. Shaw respondió inmediatamente con una pequeña nota que decía: “El Sr. Shaw, también”.
-En el año 1974 casi todos pensaban que el Nobel de Literatura sería para el poeta Rafael Alberti. La Academia Sueca quiso conocer personalmente al escritor, pero éste, argumentando que no se le había perdido nada en Suecia, prefirió viajar a Italia, donde le concedían un premio que consistía en varias botellas de buen vino.
–Walter Swan es un estadounidense decidido a vender sus libros cueste lo que cueste. Tras una autoedición poco efectiva, abrió una librería en Arizona llamada “The One Book Bookstore” (La librería de un solo libro), que sólo vendía copias de su libro. Con el tiempo abrió otra, llamada “The Other Book Bookstore” (La librería del otro libro). Lleva ya más de 30000 copias vendidas.
-Manuel Mujica Láinez, escritor y crítico argentino, contaba siempre una anécdota acerca de la princesa Puczyma, una noble polaca que trabajaba en el Archivo de La Nación y que odiaba a los judíos. En un baile y rodeada de gente, la princesa conoció al escritor y periodista Alberto Gerchunoff y le preguntó si era judío. Gerchunoff le contestó “sí, y si usted quiere pongo la prueba en sus manos”.
-Arthur Conan Doyle, el célebre creador del personaje de Sherlock Holmes, viajó en una ocasión a Suiza. Al llegar a Zurich se montó en taxi, y una vez llegó a su destino el taxista le comentó que no le cobraría, pero que por favor le dedicara un libro. Conan Doyle, sorprendido, le preguntó al taxista que cómo sabía que era escritor, a lo que el taxista le respondió: Eso es muy fácil. Está usted en Zurich, pero sus zapatos están cubiertos de un polvo que no es de Zurich. Por él diseño de los zapatos, veo que son ingleses. Luego, es polvo inglés. Tiene una mancha de tinta en los dedos, luego, es usted escritor y escritor británico. Alucinado, Conan Doyle le respondió: “Es ud. más listo que Sherlock Holmes”. A esto el taxista le contestó: “Sí señor, además en sus maletas está escrito claramente Arthur Conan Doyle”.
-El escritor, político e historiador anglo-francés Hilaire Belloc afirmaba avergonzarse de tener que escribir determinadas obras para ganarse la vida. En los años 30, mientras iba en tren, se dio cuenta de que el hombre que se sentaba frente a él estaba leyendo un tomo de su Historia de Inglaterra. Tras preguntarle al hombre cuánto le había costado el ejemplar, sacó dicha cantidad de su bolsillo, se lo dio, le arrebató el libro y lo tiró por la ventana.
Sherlock Holmes