El Mundial de fútbol de Sudáfrica está en pleno auge, los balones ruedan por las pantallas de miles de televisores mientras los locutores deportivos se hacen los dueños de la programación, los informativos apenas van más allá de los resultados, resúmenes y anécdotas del día anterior y el deporte rey se vuelve tirano mediático imponiendo su dominio sobre nosotros, pobres mortales.
Claro que… existen los libros, pequeños oasis de cultura escritos por nobles bienpensantes que con su pluma fueron capaces de crear cizallas con las que cortar las cadenas que nos atan a partidos que, en ocasiones normales, no veríamos ni aunque nos pagaran. Existen, pues, libros como los siguientes:
El fútbol es así (Soccernomics), en el que Simon Kuper y Stefan Szumanski analizan el mundo de la economía futbolera y desgranan una serie de absurdas estadísticas acerca de países, jugadores, entrenadores y dirigentes.
366 historias del fútbol mundial que deberías saber, en el que Alfredo Relaño tira mano de documentación y dispara cientos de anécdotas y situaciones curiosas ideales para que los jóvenes locutores deportivos puedan intercalar frases humorísticas y quedar como unos verdaderos expertos.
Juego sucio. Fútbol y crimen organizado, con el que Declan Hill se ha ganada un montón de amigos que esperan su aparición por alguno de los campos de fútbol que antes frecuentaba. Dedicado para todos aquellos que pensaban que un negocio tan poco controlado como el fútbol, en el que se mueven cientos de millones de euros, era opaco a mafias, estafadores y demás calaña en la que, por supuesto, no se incluyen especuladores inmobiliarios.
Para los técnicos del balón que se pasan los partidos señalando las malas tácticas de entrenadores y que, si pudieran, correrían a la banda para corregir la posición de ese extremo que no baja ni a la de tres, existe el Tratado general de fútbol, de Jorge Castelo, con el que podrá aprender nuevas formas de aburrir más a su pareja.
Pero no todo es fanatismo y sinrazón, existe la Futbolsofía, libro con el que Carlos Goñi intenta extraer sentido a la vida y a la conducta humana a través del fenómeno fútbol y todos los aspectos vitales y sociales que conlleva.
Si queremos seguir en esta línea un poco más reflexiva nos podemos acercar al libro de Javier Marías, Salvajes y sentimentales, letras de fútbol, en el que Marías recoge lo que el fútbol despierta en él, esa mezcla de épica popular y salvajismo controlado difícil de explicar.
Finalmente nombrar dos libritos de grandes clásicos: El otro fútbol, de Delibes, y Su majestad el fútbol, de Galeano. Ensayos y memorias que relacionan alta literatura y deporte.
¿Veis como era sencillo encontrar algo que leer que pudiera quitar nuestra atención del televisor? El fútbol es como las drogas duras, hay que quitarse poco a poco y buscar sustitutivos, no vaya a ser que el cuerpo nos de un susto al apagar la televisión en medio de un entretenido República de Latveria–Atlántida del Sur.