Los que se acerquen a este libro, editado por Viaje a Bizancio, de Sergio Parra, un autor dedicado a desestructurar líneas de pensamiento como moldea y corta sus propios párrafos, a veces con suavidad y en otras ocasiones a navajazos, tendrán que dejar a un lado gran parte de sus prejuicios e ideas preconcebidas.
Venus Decapitada podría ser un libro de ciencia ficción, o un libro de realismo mágico y pornográfico, un libro de la generación nocilla o ninguna de las tres cosas. Parra escapa al cliché a base de una historia del pasado inmediato cortada por fragmentos de un futuro cercano que conforman, a medida que avanza la narración, un universo propio capaz de hacer dejar el libro a más de un lector.
Así que nos encontramos ante un libro difícil por sus personajes, por su lenguaje sin pelos en la lengua, por su sexualidad explícita heredera de Palahniuk, por su falta absoluta de corrección política. Parra nos cuenta una historia que se va haciendo grande como una bola de nieve en unos dibujos animados cae por la ladera para acabar convirtiéndose en un alud imparable.
Ya desde el principio del libro se nos avisa: se va a librar una guerra y tendrás que escoger un bando, penes o vaginas, clítoris o escroto, hombres o mujeres abocados a la mutua destrucción. El que crea, entonces, que Venus decapitada es una novela bélica tampoco acertará. En realidad Venus decapitada es una historia sobre la propia impotencia, el horror de ser diferente, la voluntad de encontrar un sitio en el mundo, la pornografía, el amor y la estupidez humana.
Parra nos engaña y a la vez nos dice la verdad desde el principio de la novela, dejando que cada uno vea lo que quiere ver hasta que ya, harto de dejar la mano abierta, centra la trama y muestra sus cartas. Como un mago en mitad del espectáculo ejecuta su truco y aquí es donde a más de uno le puede dejar de interesar el espectáculo. Como ya hemos dicho, no es una lectura fácil.
Entonces, ¿merece la pena leer Venus decapitada? Si, desde luego. Es lectura para quitarse complejos y enfrentarse a una historia al límite entre realidad y ficción que nos lleva a enfrentar muchos tabús que muchas novelas con mucho más glamour mediático apenas rozan por encima.
Como única pega, al principio me costó acostumbrarme al estilo escogido, el de la narración del prisionero a la espera de su destino. Si bien la historia más centrada en el pasado está muy bien llevada, la que nos sitúa en esos momentos del futuro dentro de la prisión no acaba de convencer. Por lo demás, recomendable: todo un ejemplo de nueva literatura, híbrida de géneros y sin necesidad de justificarse a sí misma.