Los jóvenes airados (Angry Young Men) fue la etiqueta con que se reconocía a un grupo de escritores ingleses que criticaban a través de su obra la situación política y social de la Inglaterra de postguerra con una visión desencantada de la sociedad inglesa tradicional. Aunque bajo una misma etiqueta (discutible como todas) estos autores no eran parte de una generación concreta o tenían una visión del mundo o de la literatura convergente, incluso se atacaban entre ellos, aunque esto es lógico si pensamos que estamos hablando de intelectuales de izquierda. John Osborne y Kingsley Amis fueron los máximos exponentes de este movimiento, corriente o simple coincidencia, que influenció al free cinema.
El pasado veinticinco de abril murió Alan Sillitoe, otro de los miembros destacados de los Jóvenes Airados, a la edad de ochenta y dos años. Sus novelas más conocidas, Sábado por la noche y domingo por la mañana y La soledad del corredor de fondo, fueron llevadas al cine lo que le aportó bastante popularidad. En Sábado noche, domingo mañana, Sillitoe nos presenta a Arthur, un joven de veintidós años, que intenta huir de la rutina laboral de la fábrica en la que trabaja apurando las horas que tiene libres los fines de semana, intentando alargar su entrada en la vida adulta. Sillitoe comenzó a escribir esta novela en Mallorca, durante la temporada que pasó allí en los años cincuenta.
La soledad del corredor de fondo es un libro de relatos, el primero de los cuales da nombre al libro y fue adaptado al cine. En él vemos al joven Colin Smith ingresado en un reformatorio en el que intentan reinsertar a través del deporte. Colin destaca como corredor de fondo, por lo que le permiten entrenar todos los días fuera del recinto para que pueda ganar un trofeo para la institución, cosa que a Colin no acaba de gustarle. Los protagonistas del resto de relatos son también jóvenes marginales que se rebelan contra la situación social que les ha venido impuesta, uno de los temas favoritos de Sillitoe. Esta novela la escribió en Alicante; no hay duda de que los cinco años que pasó en España le fueron de provecho.
En mil novecientos sesenta y nueve recibió un encargo del Teatro Nacional de España, una versión de Fuenteoveja. Pero esta versión, llamada Todos los ciudadanos son soldados, nunca se representó; quizás, el hecho de que Silletoe y Fainlight, su mujer, llevaran la acción a un teatro del Madrid del 38 donde un grupo de soldados republicanos escenifican la obra de Lope de Vega y van interrumpiendo la obra para dar información sobre la situación que se estaba viviendo en ese momento, tuviese algo que ver.
Además de novelas publicó poesía y una autobiografía, Vida sin armadura.