Los mitos sobre el origen de la masonería se remontan a los tiempos del Templo de Jerusalén, aunque algunos tiran de las escrituras para encontrar sus inicios hasta Noé, por poner un ejemplo. Teniendo en cuenta la base matemática y arquitectónica, muchos piensan que el Antiguo Egipto es un escenario mucho más plausible para el nacimiento de las primeras y primitivas logias, y de ahí pasar a Roma, los Templarios para llegar a los Rosacruces.
De hecho, mucha imaginería masona, que, a ciencia cierta, nace a partir de los gremios constructores medievales, todavía mantiene cierto simbolismo oriental además de los símbolos habituales por los que muchos reconocen las obras de los hermanos de antiguas logias.
Precisamente, es de los símbolos de lo que os quería hablar hoy. Aprovechando El símbolo perdido de Dan Brown, la Logia Mozart, de tradición francesa, creo que tradicionalmente minoritaria frente la Inglesa en España, y que es un tanto más flexible en cuanto a las formas de presentación, ha decidido montar un pequeño concurso fotográfico dedicado a esas formas, esos detalles, esos guiños a la posteridad que cubren centenares de edificios por toda Europa desde hace siglos.
Hasta el 7 de Junio se puede participar y las obras que lleguen a la final podrán verse en dos exposiciones, una en Madrid y otra en París, siendo el ganador premiado con un viaje a la capital francesa y 400 euros. Además se contemplan otras categorías hasta llegar a un total de 2000 euros a repartir.
No suele ser habitual que las logias masónicas se den a conocer así, pero la verdad es que es un juego interesante descubrir cuántas iglesias, viejos torreones o lápidas de cementerio que creíamos vulgares son en realidad un mensaje secreto enviado desde el pasado, indicando, sin lugar a dudas, el nuevo orden de los tiempos.
Si tenéis curiosidad por los más típicos, hay que nombrar la Escuadra y el Compás, en ocasiones acompañados de la G de Gnosis. Este es uno de los símbolos más antiguos y comunes que podemos encontrar. También hay que prestar atención a los signos parecidos a tableros de ajedrez, que se puede referir al Ara o al Hiram. Suelos ajedrezados frente a una puerta… suele ser una pista. También el enfrentamiento de una piedra perfectamente tallada y una apenas desbrozada. Otro símbolo puede ser el Pelícano, muy utilizado, pero no podemos dejar atrás el símbolo del Gran Arquitecto, el Ojo (que todos conocemos de ver los billetes de un dólar).
No todos son tan misteriosos, a veces es simplemente el relieve tallado de un libro o una escena de caza sobre la lápida. Hay cientos de detalles ocultos para el que quiera buscar. Un entretenimiento divertido para pasar las tardes de primavera en busca del Símbolo Perdido si es que el libro en cuestión te aburre demasiado.
Dan Brown
El símbolo perdido