Tras varios días en los que su estado de salud se había agravado, Miguel Delibes ha muerto hoy, 12 de marzo de 2010 en la Valladolid que tanto amó y sobre la que tanto escribió.
Qué decir en estos momentos de Delibes que no se haya dicho mil veces, Premio Cervantes, Premio Príncipe de Asturias, ganador del Premio Nadal, miembro de la RAE… Eso, sin embargo, son sólo datos, información disparada que todos conocemos. Autor de novelas como La sombra del ciprés es alargada, Cinco horas con Mario, Los santos inocentes, El disputado voto del señor Cayo… más de sesenta novelas que pintan con maestría la España del siglo XX.
De nuevo, más datos: periodista, escritor, cazador. La obra de Delibes contempla y destila, con un dominio del castellano como pocos tienen o tendrán, la esencia de una sociedad que fue cambiando del franquismo más duro a una democracia algo revuelta. Qué más decir de Delibes, ahora se hace difícil mirar atrás y simplificar en una nota de prensa fría y aséptica tantos años de compromiso y creación. Creo que habrá tiempo en las próximas semanas de analizar y hablar en profundidad de su importancia para nuestra cultura.
Delibes ya no recibirá nunca el Nobel, como no lo hará Ayala, una larga espera que, a su edad, no creo que le importara demasiado ya. Ahora, quizás, es momento de brindarle un reconocimiento todavía mayor; es muy fácil: consiste en hacerse con uno de sus libros, cualquiera, abrirlo por la primera página y empezar a leer. Esa es la manera en que los autores, tras su muerte, alcanzan la verdadera inmortalidad.
Miguel Delibes