Dentro del incesante bombardeo de novedades editoriales que nos sacude día sí, día también, a veces descubre uno ciertas alegrías que pequeñas editoriales tienen a bien sacar de manera sorprendente. A veces incluso aparecen de dos en dos, como es el caso.
En primer lugar, El olivo azul presenta una obra inédita en castellano del gran Karel Capek, autor checo que es uno de los grandes de la ciencia ficción cuando ni siquiera sabía nadie lo que era eso en realidad. Suyo es el termino robot, que creó para su obra de teatro R.U.R, siendo autor de novelas como La guerra de las salamandras (1936) o La fábrica del absoluto (1922) verdaderos clásicos del género.
Pues bien, La krakatita (1924), nos cuenta la historia de Prokop, un ingeniero que descubre el poder de la krakatita, capaz de liberar energía a partir de cualquier materia y de ese modo destruir ciudades, ejércitos, casi cualquier cosa. Tras un accidente de laboratorio descubre que le ha pasado la fórmula a su ayudante al que no puede localizar. Ahí empieza una búsqueda y huida al mismo tiempo con gobiernos, princesas y anarquistas de por medio.
Hacía tiempo que había oído hablar de esta novela y es una verdadera suerte que la gente de El olivo azul la recupere. Las obras de Capek son escasas y era una lástima que esta permaneciera fuera de nuestro alcance en castellano y con una edición decente.
En segundo lugar tenemos una obra anterior a La krakatita, estamos hablando de Estrella roja, una obra de 1908 y escrita por Alexander Bogdánov, que Nevsky Prospects, en su labor de recuperar textos de literatura rusa, ponen a nuestro alcance.
Bogdánov no destacó por ser un escritor muy afamado, pero su propia vida personal daría para hablar largo y tendido. Hombre de confianza de Lenin, llegó a ser el número dos del partido Bolchevique, fue desde economista a científico y promotor del arte soviético. Autor de experimentos increíbles, murió víctima de uno al intentar conseguir la vida eterna. Un tipo cuanto menos peculiar, ¿verdad?
Si La krakaita es una distopia, como suele ser habitual en Capek, Bogdánov nos enfrenta a una utopía socialista situada en el futuro -como preludio a otras grandes obras del género en la Unión Soviética-, con un estilo que podríamos calificar de retrofuturista, un steampunk natural y con anticipación sobre la fusión atómica y aparatos como el vídeo-teléfono.
De esta obra de Bogdánov no había escuchado nada, pero ya estoy deseando hincarle el diente lo antes posible. No puedo evitarlo, tanto la figura del autor como la historia, a lo Julio Verne pero en soviet, me fascinan.
Estos dos libros son ejemplos excelentes de la capacidad de editoriales pequeñas para ofrecer títulos originales que no deberían verse afectados por los cambios tecnológicos: ¿es necesaria para la editorial una versión de ebook para este tipo de libro? Yo creo que con lo pequeño de su mercado se pueden dedicar a editar libros y no a pensar en cuentas y números.