Una de las más bonitas -al menos a para mi gusto- y misteriosas tradiciones de la literatura universal se venía dando en San Francisco desde el año 1949.
En cada aniversario del nacimiento de Edgar Allan Poe un desconocido dejaba tres rosas y media botella de coñac sobre la tumba del autor americano. Este sentido homenaje se había celebrado sin falta por cincuenta años, pero justo en este aniversario, el 201, nadie se acercó a dejar algo de licor junto a la fría lápida del cementerio donde descansa Poe. Se supone que cada una de las rosas es por los cuerpos enterrados allí (Poe, su suegra y su esposa Virginia) aunque poco se sabe del significado de esa botella medio vacía, a no ser del evidente significado de compartir un último trago.
Más de treinta incondicionales se habían reunido en el cementerio a la espera del homenaje, pero sus esperanzas de contemplar ese acto tan íntimo fueron desvaneciéndose a medida que pasaba la noche. Algunos de los presentes acudían a la cita desde 1977 y nunca antes había pasado algo similar: sobre las 5:30 siempre se producía la simbólica entrega. De todas formas, la gente allí reunida decidió quedarse y leer poemas y relatos de Poe durante toda la noche, pese al ambiente general de tristeza y desilusión.
Nadie sabe qué ha podido pasar, si el misterioso homenajeador ha caído enfermo, o algo peor, o es que al pasar el bicentenario ha decidido dejar de llevarle coñac y rosas al autor de obras como El barril de amontillado o El gato negro.
Finalmente, Cinthya Pelayo, que había viajado desde Chicago para la ocasión, acabó poniendo, de manera tardía, las tres rosas y la botella en la tumba, cumpliendo así la tradición y manteniendo tranquilo en su tumba al sombrío fantasma de Edgar Allan Poe.
Si queréis saber más sobre la tumba de Poe y la increíble historia de sus entierros, desentierros y traslados, ya publicamos un completo artículo aprovechando el aniversario del genial escritor de terror y misterio que se celebró en prácticamente todo el mundo durante el año pasado.
Vía: The Guardian
Edgar Allan Poe