Uno de los más veteranos, y reconocidos, autores de ciencia-ficción, Ray Bradbury, verdadero maestro de maestros y uno de los que, simplemente con su estilo y dominio del lenguaje, ha sido puesto al lado de los grandes de la literatura sin importar que escribiera, casi siempre, ciencia ficción.
Bradbury tiene 89 años, que no son pocos, y, como ya está algo mayor para ir dando giras mudiales, pues aparece en videoconferencias a lo largo de las grandes ferias que se celebran por todo el planeta. En su última aparición, en la FIL de Guadalajara, una de las más importantes, habló de los temas que más le preocupan en la actualidad, que son la educación infantil y el acceso a las bibliotecas.
Bradbury se formó intelectualmente en las bibliotecas públicas, ya que de joven nunca tuvo dinero para pagarse la universidad, así que siempre ha considerado de vital importancia que ese servicio público, protector y divulgador de la cultura, se mantenga a pleno funcionamiento. Hay que tener en cuenta que una de sus obras más conocidas, Farenheit 451, habla precisamente de este tema: la protección de la cultura, de los libros, frente a aquellos que quieren acabar con el pensamiento y la diversidad de opiniones.
Bradbury sigue insistiendo en el mundo de la literatura pese a su edad; si bien corrían rumores de que iba a abandonar la escritura, tiene graves problemas en la vista, afirmó en la videoconferencia que acababa de terminar una novela y que, por lo menos, le quedaban por escribir 29 más, una cifra alta, pero que comparada con los más de doscientos textos, entre cuentos y novelas, que lleva en su carrera nos da una idea que, si la salud se lo permite, pueda llegar a completar la mayor parte de sus ideas. Yo, personalmente, espero que todavía pueda brindarnos unas cuantas sorpresas más.
El autor americano también contó una anécdota de su infancia: el momento en que decidió convertirse en escritor. Al parecer conoció de niño a un feriante ambulante llamado el Hombre Eléctrico, cuyo número consistía en aplicarse descargas en una silla eléctrica. El hombre le dijo que viviera para siempre y el joven Bradbury, al día siguiente, comenzó a escribir la primera de sus historias sobre Marte. Esa es la manera que encontró Bradbury de ser inmortal: a través de sus cuentos, sus historias, sus novelas. Toda una historia digna de un capítulo en uno de sus libros o de aparecer en una serie como Carnivale. Y lo que es más interesante, nos desvela un pequeño secreto: no es de extrañar que luche para que siempre haya alguien que cuide de sus novelas en el futuro.
Vía: El universal
Ray Bradbury
Fahrenheit 451