Vamos con una noticia para la que necesitamos primero ponernos en antecedentes. Bob García, aficionado a Tintín, músico y escritor de pastiches holmesianos, publicó cinco estudios sobre la figura de Tintín, de poca tirada y con la intención de dar a conocer al reportero a los más jóvenes. En algunos de estos libros, aparecían dibujos de Hergé a modo de cita, uso totalmente legal y respaldado por los acuerdos internacionales en material de derechos de autor; como habréis adivinado la noticia viene por culpa de los lamentablemente mal tratados, así separados, derechos de autor.
Nick Rodwell es el actual depositante de los derechos de Tintín siendo, por ejemplo, el que vendió los derechos para la adaptación cinematográfica a Spielberg. También es un celoso propietario, no permitiendo ninguna ilegalidad que ponga en peligro su cartera, cosa a la que tiene todo el derecho. Así que, Rodwell, consideró vulnerada la legalidad con los libros de García llevándolo a los tribunales. El juez determinó que García había hecho un uso ajustado a la ley del derecho a cita, cita gráfica en este caso, sentencia que Rodwell apeló, consiguiendo que el siguiente juez no sólo le diera la razón si no que condenara a García al pago de cuarenta mil euros y los gastos derivados, considerando los daños al derecho moral del autor y el derecho patrimonial.
Este pago supone para García la bancarrota, lo cual, teniendo en cuenta que no sacó un duro de las obras sobre Tintín, no deja de ser más injusto. Ante este nuevo hecho, que algunos pueden ver como un nuevo atentado a la libertad de expresión en nombre de un derecho cada vez más patrimonializado y menos moral, los aficionados a Tintín se están uniendo al pobre García, no sólo dándole muestras de su apoyo sino intentando atacar al señor Rodwell donde más le duele, en la cartera, amenazando con boicotear el Museo Hergé o la película, y derivados, de Spielberg.
Algunas voces dicen que el pobre de García se ha encontrado en medio de una guerra que no es la suya, sino que, en realidad, se trata de un enfrentamiento por los derechos de merchandising de la película, una forma de presionar para conseguir parte del pastel, aunque esta teoría conspiranoica parece demasiado rebuscada.
En fin, si tenéis curiosidad por los libros de Bob García podréis encontrarlos a través, por ejemplo, de Amazon France, donde aparecen de segunda mano a un precio nada razonable. Es probable que la polémica tenga que ver algo en los más de cuarenta euros que piden por un ejemplar, ahora convertidos en artículos de coleccionista: el libro que arruinó al fanático de Tintín.
Hergé