El nombre manga fue utilizado por primera vez por el pintor japonés Hokusai Katsuhika a principios del siglo XIX para designar a las caricaturas, uniendo cómico (man) y ga (dibujo); visto el éxito de la palabra si en ese momento hubiese podido registrar el nombre sus herederos serían muy ricos. Manga se utiliza en Japón hoy en día para designar a cualquier cómic, sea cómico o no, y en el resto del mundo para hablar del cómic japonés. Su popularidad en la sociedad japonesa es enorme, donde son distribuidos como revistas o libros, llegando a tener sus autores e, incluso, sus personajes, verdaderas legiones de seguidores.
Hace mucho que el manga dejó de ser humorístico para convertirse, como el resto del cómic, en un medio de expresión con multitud de géneros y variantes, consiguiendo verdaderas joyas, como el mismo Monster del que hablamos hace unos meses (aunque siguen siendo los más conocidos en occidente los dedicados al público adolescentes). Junto a esta mayoría de edad llega la gran expansión del manga en todo el mundo, conviertiéndose en una de sus mayores exportaciones y que ha permitido que los adolescentes de medio mundo sepan lo que es el ramen o se acostumbren a leer en sentido contrario.
Esto ocurre, en buena parte gracias al anime, que, al contrario de lo que es habitual en el mundo occidental, consigue trasladar de manera bastante correcta las aventuras del papel a la pantalla. Por no hablar del merchandising.
Todo esto viene a propósito del anuncio de la Universidad de Menji de crear un museo entorno al mundo del manga, en reconocimiento al papel cultural que el cómic tiene en este país. La Biblioteca Internacional del Manga de Tokio está prevista para el 2014 y entre los objetivos marcados por los promotores está conseguir recoger dos millones de artículos relacionados con el manga, ya sean libros, revistas, figuras, anime, doujinshi (mangas dibujados por no profesionales), juegos de ordenador o de consola… es decir, todo aquello que gira alrededor del mundo del manga, reunidos en ocho mil quinientos metros cuadrados. La intención de todo esto es ayudar a la investigación y fomentar los estudios académicos sobre el manga como parte de la cultura japonesa ya que, tal y como comentan desde la organización, hasta ahora está expresión artística no había sido tomada en serio, de forma que no existe un archivo que podamos considerar como tal.
Mientras llega la fecha, este fin de semana se inaugura la Biblioteca Yoshihiro Yonezawa de Manga y Subculturas, en la misma Universidad de Menji, que recogerá los más de 140.000 volúmenes de este crítico y especialista en manga, que cuenta entre sus obras con algunas sobre el gran Tezuka Osamu. Yoshihiro Yonezawa también fue el promotor del Comitek, el mercado de doujinshi más grande de Japón y que reune dos veces al año a más de medio millón de personas.