Por ahora Google Books está enfocado a un mercado concreto: el americano. Es ahí donde tiene un potencial más amplio y donde ya ha logrado un acuerdo firme con muchos autores y editores. Ahora, mientras se negocia ese modelo en la Unión Europea, no estaría de más explicar algún punto de todo este pequeño follón.
Uno de los elementos que más guerra está dando es el de los libros cuyos derechos de autor y editor siguen vigentes pero se encuentran descatalogados y, además, se demuestra casi imposible encontrar a los depositarios de dichos derechos. Puede que parezca un asunto menor, pero resulta que en el inmenso montante de libros disponibles para la digitalización y oferta, este tipo de libro ha resultado ser muchísimo más común de lo que parecía.
Google ha planteado el crear un fondo a partir de las ventas de dichos libros para que tengan acceso a los beneficios aquellas editoriales que todavía existan y aquellos autores -o dueños de los derechos- que se vayan apuntando. De todas maneras, sigue quedando un montón de libros en una especie de vacío legal cuya situación todavía no se ha resuelto.
Una de las propuestas de Google a la UE ha sido la de solucionar el problema de las ediciones descatalogadas en Estados Unidos de origen europeo. Se va a hacer lo mismo: creación de un fondo y regularización de los derechos, algo que no se había planteado en primera instancia y que había levantado las iras en muchos editores europeos, sobre todo en los de Reino Unido, con los que compartían idioma.
Para muchos autores con obras completamente fuera de catálogo es posible que este sistema de Google pueda producir algunos ingresos, pero que nadie empiece a comprarse un apartamento en la playa pensando en los beneficios que el buscador les ofrezca. El tema del porcentaje publicitario así como el fondo de Google Books (gigantesco, pero ordenado en una especie de pilas gigantes de libros en el suelo) todavía está por arreglar, matizar y preparar. Por no hablar del escaso número de obras en castellano dispuestas para generar dinero. A todo esto, claro, hay que añadir las acusaciones de monopolio, tanto en Europa como en EEUU, donde Amazon está interviniendo, que podrían dar al traste con la implantación de todos estos sistemas.
Por ahora hay que aprovechar lo que Google nos ofrece como lectores, sobre todo en las ediciones electrónicas de libros clásicos que podemos disfrutar gratis y en cualquier momento, casi en cualquier dispositivo. Como escritores o editores, habrá que ver todavía los modos para la compra o alquiler de libros y cómo y a quién se reparten los beneficios.