El todopoderoso Amazon y su esbirro Kindle parece que tienen problemas, como cualquier mortal, con los derechos de autor. Amazon puso a la venta para su lector electrónico dos obras de George Orwell, 1984 y Rebelión en la granja, sin tener los derechos para ello, parece ser que por utilizar la plataforma de un tercero (si es que no te puedes fiar de nadie). Lo que podría ser una simple anécdota solucionada de manera diplomática, como adquirir los derechos o ponerse en contacto con los clientes, ya que el error lo ha cometido Amazon y no debe ser pagado por los usuarios que actuaron de manera correcta, se ha convertido en un escándalo que sólo le podría pasar a un libro de Orwell. La solución de Amazon ha sido, nada más y nada menos, que acceder de forma remota a los dispositivos de sus clientes y borrar los libros en cuestión.
Esta acción, que elimina las pocas ganas que tenía de comprarme un Kindle, nos plantea hasta que punto podemos permitir que las condiciones de uso de un producto den acceso a aspectos tan personales de nuestra vida como puede ser nuestra biblioteca, porque, aunque está claro que Amazon sabe perfectamente qué libros has comprado y, por tanto, cuales componen tu estantería, el hecho de que una empresa o un gobierno puedan acceder a ella y manipular nuestra información me parece deplorable. ¿Tan sagrados son los derechos de autor? ¿o es que al adquirir un Kindle y firmar un contrato de servicio (largo, farragoso y lleno de cláusulas) les estamos entregando a nuestros primogénitos sin enterarnos?
Tal y como dice David Pogue, del New York Times:
La acción de Amazon es tan grave e inaudita como si empleados de una librería entraran de noche en nuestra casa, se llevaran dos libros de las estanterías y nos dejaran un cheque en la cocina
Así que, si tienes un Kindle o estás pensando en adquirir uno, ten en cuenta que Amazon parece empeñado en hacer bueno a Microsoft o en impedir que Google se pase al lado oscuro.
Vía: El país
George Orwell