Algunas voces alarman, siempre son las mismas voces, sobre el peligro que puede suponer para los niños el jugar demasiado a la consola, dejando de lado otras formas de ocio como es, por ejemplo, la lectura de libros.
Dejando a un lado que los niños, jugando a la consola, yendo a clase, jugando en la calle y viendo la televisión, leen más que los adultos, creo que no estaría mal hablar de la relación que podemos encontrar entre libros y videojuegos.
Del libro al videojuego ha habido siempre cierto trasvase, sobre todo desde la literatura de corte fantástico, mucho más adecuada para la consola o el PC que la novela decimonónica. Las primeras versiones para PC de El señor de los anillos eran, comparadas con los juegos que sacaron a partir de las películas, simples y planas; eso sí, entretenían durante horas.
De Harry Potter, sin embargo, los juegos beben más de las películas que de los libros, al menos en el apartado visual. Hay que tener en cuenta que los libros de nueva generación son ya un todo integrado dentro de los medios, sean imprentas, ordenadores o salas de proyección.
Encontramos adaptaciones en los años 90 de cuentos como “No tengo boca pero debo gritar” de Harlan Ellison, que se convirtieron en verdaderos clásicos de las aventuras gráficas. Dentro de las novedades que se anuncian, destaca sin duda la adaptación que se está preparando de los libros de Canción de Hielo y Fuego, la exitosa saga de fantasía creada por George R.R. Martin.
Sin embargo, existe también el camino inverso. De los videojuegos también se puede pasar al libro, aunque en muchos casos no sea más que un franquiciado (con lo que nunca sabes qué te puedes encontrar exactamente una vez comienzas a leer).
Los pasos del juego al libro más famosos son las adaptaciones de Resident Evil, que llevan más de seis libros publicados por Timun Mas y no parece que vaya a detenerse mientras la franquicia siga produciendo juegos y películas. Otro de los juegos más vendidos de todos los tiempos también tiene sus libros: Halo, novela bélica y de ciencia ficción, supongo.
Silent Hill, videojuego tenebroso donde los haya, tiene también su libro, aunque aquí nos encontramos con una adptación al cine que también tiene su paso al libro: libro del videojuego y libro de la película basada en el videojuego. Un lío, vamos.
Otro videojuego famoso: Diablo, también tiene su propia franquicia de novelas por los que han pasado diversos autores especializados en este tipo de novelas. Hay que decir que existe un gran mercado dedicado a adaptaciones de videojuegos, juegos de rol o de tablero, como es el caso de Warhammer y Warhammer 40K.
Por último, me gustaría comentar el caso de PJ Haarsma, escritor de novelas para jóvenes adultos que elabora al mismo tiempo la novela y el videojuego, creando un mundo común en el que es necesario leer y jugar para avanzar en la trama. Algo parecido sucede con la contratación de plumas famosas para realizar las historias de los videojuegos, como es el caso de Clive Barker, que ya lleva unos cuántos títulos en su haber, demostrando que un escritor puede hacer más cosas que dar charlas o robar canapés en las presentaciones editoriales.