No había leído nada de Tsutsui aunque me habían recomendado mucho la única recopilación de cuentos que había en castellano, editada bajo el sugerente título de Hombres salmonela en el planeta porno, así que me decidí a hacerme con Estoy desnudo y otros cuentos [Atalanta] para ver si el japonés era tan bueno como me decían.
Después de varias sobredosis de Murakami y algo de Kobo Abe, la verdad es que la imagen de la literatura japonesa no era demasiado animada. Interesante, sí, sin duda, como por ejemplo la brutal Out, de Mariko Hasioka, pero divertida, no, desde luego. Hasta que abrí el libro y leí la primera página del cuento que da nombre a la antología: Estoy desnudo.
Se nombra a Tsutsui como escritor de ciencia ficción, quizá en un intento de calificarle de alguna forma. De los cuentos que componen Estoy desnudo podemos encontrar de todo, de la fantasía al realismo, del absurdo puro y duro a la ciencia ficción. Si hay alguien inclasificable dentro de un género, ese es sin duda el escritor japonés.
Hay cuentos que me han recordado bastante a Stanilaw Lem, los que sí podríamos decir que son ciencia ficción, en los que se trata el contacto extraterrestre y los problemas de comunicación entre las especies. Claro que tratadas de una manera completamente aberrante y hasta maníaca, mostrando siempre una mala leche innata que me hacía reír cada cuatro frases.
Mi favorito -además de Estoy desnudo, la odisea interior de un japonés en calzoncillos en su intento de cruzar Tokyo-, es el cuento con el se cierra el volumen, una historia que vuela de Kafka a Cortázar y en la que se muestra de forma hilarante hasta donde puede llegar la locura y la maldad humana*.
Estoy desnudo es una de las mejores colecciones de cuentos que han pasado por mis manos en los últimos años. Si no te asusta horrorizarte con las barbaridades que se esconden dentro del alma humana y no te importa saltar de la historia de un demonio a otra con 18 pasajeros con una cicatriz en la frente dentro de un extraño autobús, esta es una antología que no deberías dejar pasar.
*Spoiler: En el cuento un oficinista llega a casa para encontrarse a la policía: un preso fugado retiene a su mujer y a hijo a punta de pistola. Tras intentar negociar su liberación descubren que todo lo hace por su mujer, que piensa dejarlo. El oficinista entonces retiene a la familia del secuestrador mientras se van amenazando por teléfono y torturando a la familias del otro para lograr liberar a la suya. Magistral.