Leo en los últimos días dos pequeñas entrevistas a Jorge Herralde, de Anagrama, y a Beatriz de Moura y Antonio López, Tusquets, ambas por los cuarenta años que llevan en la brecha editorial, siempre sacando material más que interesante y descubriendo un mundo literario que todos los lectores agradecemos.
Sin embargo no puedo dejar de leer un poco preocupado la actitud que mantienen, en principio, frente a la revolución que se nos viene encima con digitalizaciones, ebooks y demás cambios que la nueva era digital va a lanzar sobre la estructura tradicional del libro.
Es cierto que son auténticos profesionales y, sin duda, saben más del mundo del libro de lo que yo sabré en toda mi vida, pero la actitud me parece muy parecida a la de la industria de la música, una industria a la que le está cayendo encima un tremendo correctivo y que después de varios años apenas empieza a levantar cabeza con iniciativas como la de Virgin -va a lanzar un sistema de suscripción sin DRM para toda su música, algo que hace tres o cuatro años habría reventado el mercado a su favor y que hoy por hoy es un movimiento necesario- pese a que el grueso corporativo busque más la vía coercitiva que la innovación.
Por eso, cuando escucho a Herralde decir que a lo mejor el ebook resulta no ser tan marginal como él pensaba, pero que ya se apañarán, no sé qué pensar. Los clientes mayoritarios de e-readers -y compradores de ebooks- no son jóvenes tecnificados, son gente de más de cuarenta años que agradece las ventajas de peso, comodidad y, sobre todo, ajuste del tamaño de la letra en pantalla.
Además, para rematarme, leo a Beatriz de Moura y Toni López decir que lo peor de los últimos cuarenta años es Google -añadiendo: sin comentarios-, lo que me deja un poco helado. Es cierto que el proceso de digitalización y venta de libros -algo que se ha hecho casi a la fuerza- no es el mejor método, pero lo cierto es que la industria editorial no ha hecho absolutamente nada en los últimos años más que dejarse llevar y llorar de vez en cuando frente a los cambios tecnológicos. Dentro del mundo capitalista en el que vivimos existe un axioma clásico: encuentra una necesidad y satisfácela. Eso es exactamente lo que ha hecho Google. Además, claro, de ser vehículo de conocimiento -como el resto de grandes buscadores- que ha facilitado el acceso a la información sobre, por ejemplo, las propias editoriales, sus catálogos y sus autores.
Parece que la actitud de los grandes editores está clara: aguantar como estamos hasta que dure el paradigma en el que nos encontramos. Que inventen otros, con la confianza en que los grandes cambios no llegarán hasta dentro de diez o doce años. Quizá deberían hacer un poco de memoria tecnológica y mirar cómo era un teléfono móvil de hace quince años y ponerlo al lado de un IPhone antes de fiar tan larga una revolución que está girando la vuelta de la esquina.
Jorge Herralde