Muere Benedetti y todos nos quedamos huérfanos de tristezas y melaconlías, el mundo parece mucho más extraño, dolorosamente real, y apenas quedan ganas de reseñar premios y noticias sobre lectores electrónicos.
Se va Benedetti y nos deja poemas y canciones. Algo más habrá que decir, pero de momento sólo se me ocurre dejar uno de sus poemas. Hay muchos más en sus libros.
No te salves, de Mario Benedetti.
No te quedes inmóvil
al borde del camino
no congeles el júbilo
no quieras con desgana
no te salves ahora
ni nunca
no te salves
no te llenes de calma
no reserves del mundo
sólo un rincón tranquilo
no dejes caer los párpados
pesados como juicios
no te quedes sin labios
no te duermas sin sueño
no te pienses sin sangre
no te juzgues sin tiempo
pero si
pese a todo
no puedes evitarlo
y congelas el júbilo
y quieres con desgana
y te salvas ahora
y te llenas de calma
y reservas del mundo
sólo un rincón tranquilo
y dejas caer los párpados
pesados como juicios
y te secas sin labios
y te duermes sin sueño
y te piensas sin sangre
y te juzgas sin tiempo
y te quedas inmóvil
al borde del camino
y te salvas
entonces
no te quedes conmigo.
Mario Benedetti