Desde Zeta Bolsillo nos presentan la reedición de un buen número de clásicos de la ciencia ficción gracias al catálogo de Ediciones Nova. Son títulos que siempre han tenido unas buenas ventas y algunos de ellos eran esperados con ganas por muchos aficionados al género.
Así tenemos Los viajes de Tuf, de George R.R. Martin, Maestro cantor, de Card, Cuentos completos de Asimov o La nave del millón de años, escrita por Poul Anderson. Una selección, como ya he dicho, de lo más clásica que se completa con los cuatro volúmenes del último gran éxito de Dan Simmons, Ilyon y Olympo.
Lo que en Estados Unidos eran dos libros de gran tamaño se convirtieron en cuatro al llegar a España, por lo que su aparición en bolsillo era algo deseado y esperado por muchos. Simmons se ganó un puesto muy alto en la ciencia ficción gracias a su mejor novela: Hyperión, así que podemos hablar de un valor seguro, aunque tanto Ilión como Olympo no son novelas fáciles de vender a cualquiera.
Imaginemos un futuro post-humano en el que en Marte se recrea el universo clásico griego, con una Troya asediada y unos dioses presentes. Solo que no son dioses, al menos no del todo. También hay que añadir que la Tierra está habitada por unos humanos, posthumanos más bien, junto con sus siervos robóticos. A todo esto aparecen los Moravecs, desde Galileo -la luna de Júpiter– unos seres diferentes a toda concepción humana.
Y eso no es más que el principo.
Simmons desarrolla una versión cuántica de la guerra de Troya -y otro montón de mitos griegos por el medio- en el que los héroes griegos y aqueos toman forma frente a los dioses tecnificados. Y lo hace con estilo, entreteniendo, dando ritmo y divirtiéndose como nadie al escribir Ilyon. Quizá esa fuerza se va agotando al entrar en el segundo libro, Olimpo, en el que pierde algo de fuelle sin dejar de mostrar el excelente sentido de la maravilla, y, a su modo, de fidelidad al estilo y mito original, del que siempre hace gala.
Sin embargo, la visión homérica posthumana aleja de manera casi instantánea al lector no habitual de ciencia ficción, provocando, lástima, que no puedan apreciar la maestría como narrador de acción que tiene Simmons. A destacar la traducción de Rafa Marín, que viendo el tamaño del original, no tuvo que ser una tarea nada fácil.