¿Cuántos de nosotros tenemos bajo llave en un cajón, escondido bajo los zapatos en una carpeta vieja en el armario o sirviendo de marcapáginas en algún libro añejo un fajo de poemas de adolescencia que no hemos quemado por pura dejadez? Ya sabéis, el tipo de poema que se escribe cuando, con el corazón dolorido tras el fracaso del primer amor, ignoramos las reglas más básicas de la estética y nos dedicamos al desahogo inconsciente y despreocupado, hilando unos versos que nos hacen encogernos de vergüenza cada vez que nos los encontramos. Si tantos somos culpables de esta gran afrenta, no van a ser menos los poetas famosos, los poetas celebérrimos y canónicos, los poetas, por ejemplo, de la Generación del 27.
Hay que tener muy mala idea para rebuscar en la buhardilla de tus amigos hasta dar con versos terribles para compilar una antología de lo “menos bueno” de su legado. Eso podríamos pensar de Gerardo Diego que, con toda su buena (o mala) fe, consiguió reunir un despropósito de versos de sus colegas del 27 en su curiosa Tontología, donde llega a burlarse de él mismo, definiéndose en la introducción como “tontólogo”. La edición original se publicó en el último número de Lola, suplemento de la revista Carmen, allá por 1928, pero el Centro Cultural de la Generación del 27 ha realizado una reedición para nuestro gozo y disfrute.
El compendio incluye poemas desastrosos de los hermanos Machado, Juan Ramón Jiménez, Enrique Diez Cañedo, Ramón Pérez de Ayala, Pedro Salinas, Jorge Guillén, Manuel Altolaguirre, Federico García Lorca, Dámaso Alonso, Rafael Alberti y del propio Gerardo Diego. La reedición se presentará en la Feria del Libro de Málaga (que comenzará el día 26 de mayo y cerrará el 4 de junio) de la mano de los profesores Francisco Javier Díez de Revenga y Julio Neira. Es interesante señalar que esta reedición, de sólo 350 ejemplares, se ha realizado en la Antigua Imprenta Sur, que era propiedad del poeta malagueño Manuel Altolaguirre
Para ir abriendo apetito os dejamos algunos ejemplos de estos “poemas malos de poetas buenos”. Ni que decir tiene que a algunos de ellos esta edición no les sentó nada bien en su momento (sobre todo en el caso de Juan Ramón Jiménez, que vio en la publicación un ataque directo a su persona):
De Rafael Alberti:
¡Al sur,
de donde soy yo,
donde nací yo,
no tú!
De Antonio Machado:
Ni vale nada el fruto
cogido sin razón…
ni aunque te elogie un bruto
ha de tener razón.
Y de Juan Ramón Jiménez:
¡Mañana de primavera!
vino ella a besarme, cuando
una alondra mañanera
subió del surco, cantando:
¡Mañana de primavera!
Así que ya sabéis, si desconfiáis de vuestra habilidad poética, pensad que hasta los grandes genios líricos produjeron una aceptable cantidad de versos lamentables.