Giannis Ritsos (o Yannos o Yannis), que es considerado uno de los poetas griegos más importantes del siglo XX, nació un 1 de mayo de 1909 en el Peloponeso. Tras una infancia y juventud difíciles, marcadas por la muerte de su madre y su hermano y la enfermedad mental de su padre, se trasladó a Atenas a la edad de dieciseis años donde estuvo trabajando en diversos oficios hasta caer enfermo de tuberculosis, enfermedad que le obligó a estar recluido en un hospital desde 1927 hasta 1931.
Fue en la década de los treinta cuando se acercó al partido comunista griego (KKE); aquellos años no eran sólo malos tiempos para la lírica, eran mucho peores para la política. Su lucha contra los nazis durante la Segunda Guerra Mundial, su posicionamiento político durante la guerra civil griega y durante el régimen dictatorial de la Junta, le valió la reclusión en varios campos de concentración, el aislamiento y la prohibición de sus obras en su propio país.
No sólo publicó poesía, sino que también destacó como autor de teatro, y como divulgador de leyendas, mitos y tradiciones, así como fotógrafo o actor. Es un autor poco conocido en nuestro país aunque en los últimos años la editorial El Acantilado ha publicado varias de sus obras, pero su principal obra, Grecidad, no se publica desde 1979. De todas formas, teniendo en cuenta el poco interés que despierta la Grecia contemporánea en nuestro país, cuando su siglo veinte se parece tanto al nuestro, tampoco es de extrañar. Acercarse a este autor nos puede permitir entender un poco más un país que nos parece tan lejano, más en el tiempo que en el espacio, y que forma parte de nuestro entorno, mucho más que Suecia o Japón, los países literarios de moda.
Algunos de los poemas de Ritsos fueron musicados por Theodorakis y un par de ellos fueron elegidos por Maria del Mar Bonet para su recopilatorio El·las en el que adaptaba canciones del compositor griego. Os dejo la traducción (propia) de uno de estos poemas, que podéis encontrar cantado por Maria del Mar Bonet y Manolo García en el disco El·las:
Muchachas a la orilla del mar
Buscabais, de espaldas a la playa, la sal secada
Serena pasó la barca, desplegando la vela
Un vestido blanco os ofreció
Lo hubieseis visto girando vuestro ojos al horizonte
La vela ennegreció de pena mientras se alejaba
Yannis Ritsos
Grecidad y otros poemas