Una de las cosas buenas de tener un día al año en el que acordarnos de los libros es, obviamente, que es una excusa para regalar y recibir libros. Por supuesto que esta no es tarea fácil: tanto encontrar un libro adecuado para regalar como poder poner buena cara a esos libros recibidos que nos hacen dudar seriamente de la cordura del que regala son imposiciones cuanto menos problemáticas. El que es aficionado a la lectura sabe perfectamente quién se ha molestado en indagar acerca de sus hábitos y preferencias, y quién se ha limitado a adquirir cualquier best-seller o clásico canonizado para salir del paso. A continuación detallo algunos libros que no se deben regalar, y otros que probablemente resulten ser un regalo apropiado y agradecido.
Es muy importante tener en cuenta la edad, la formación y los gustos del lector. No podemos, por ejemplo, regalarle El Quijote a un chaval de quince años, ni El Código da Vinci a un licenciado en filología hispánica, por razones obvias. El nivel de exigencia del agasajado es muy importante, no basta con fijarse en la lista de los más vendidos para complacer a un lector asiduo y culto: un truco común es recurrir a colecciones de probada calidad, como las que ofrecen editoriales como Anagrama o Siruela. Con la primera, acertaremos (siempre que no tenga ya ese libro en concreto, por lo que deberíamos adquirir alguno no muy conocido) en cuanto a calidad del contenido, y con la segunda además complaceremos el esteticismo de los lectores más fetichistas. Los libros joya suelen ser una buena inversión para los lectores amantes de la forma: las ediciones limitadas ilustradas son siempre un obsequio excelente, si bien costoso. También es imprescindible tener en cuenta el grado de confianza que tenemos con el agasajado: una edición de lujo de Historia de O posiblemente no sea bien recibida por un compañero de trabajo con el que apenas hayamos cruzado unas palabras. Debemos huir de libros de autoayuda, pueden ser malinterpretados (“¿Trucos para adelgazar?¿Me estás llamando gorda?”, “¿Cómo tener éxito en el trabajo? ¿Me estás llamando fracasado?”, y un largo etc.)., al igual que las obras de autores con agenda política (hace muchísimo tiempo, en mi supina ignorancia, regalé un libro sobre la Guerra Civil de Pío Moa a un historiador, todavía no me lo ha perdonado). Asimismo, si lo que queremos es incitar a la lectura a una persona joven o poco aficionada a leer, debemos evitar obras densas. En resumen, debemos pensar más en los gustos del otro que en los nuestros. Que Guerra y paz nos parezca una obra maestra no significa que los demás vayan a apreciarlo en el mismo grado. Partiendo de estos principios, allá van mis cinco sugerencias para regalar (a otros o a sí mismo) este año en el Día del Libro.
-El libro homenaje: Si queremos reivindicar aniversarios, muertes, eventos, etc., de autores y libros del año, qué mejor que recurrir al libro homenaje. La maravillosa Muertes de perro, de Francisco Ayala, que ha cumplido 103 años y de nuevo se alza como candidato para el Nobel, complacerá a lectores todoterreno. Para una lectura más ligera, recomiendo, en honor a Ballard, recientemente fallecido, la sorprendente Super-Cannes.
-El libro anzuelo: Dícese del libro que se usa para enganchar a alguien a la lectura, normalmente a gente joven que huye de los libros debido a las imposiciones académicas (determinados bodrios recomendados en ESO y bachillerato no hacen más que eliminar el más mínimo interés del estudiante por la literatura). Aunque no soy fan de Lucía Etxebarría, tengo comprobado que Beatriz y los cuerpos celestes es un excelente incentivo para las chicas, y que Manual de supervivencia zombi, de Max Brooks, funciona igual de bien para los chicos. Por supuesto lo del género es intercambiable, aunque todavía no he conseguido convencer a un adolescente masculino de la conveniencia de Beatriz y los cuerpos celestes.
-El libro película: Recomendado sobre todo para aquellos que no suelen gustar de la lectura, el haber visto la película (y haberla disfrutado) es una excusa para que el regalo no permanezca en la estantería cogiendo polvo. Obras como Ensayo sobre la ceguera, de Saramago, por mencionar alguna más reciente, o clásicos como Lo que queda del día, de Kazuo Ishiguro o La casa de los espíritus, de Isabel Allende, pueden ser nuestros aliados en esta contienda. Para los aficionados a las películas de ciencia ficción estilo A Scanner Darkly, Paycheck, Blade Runner, etc., tenemos una completa biblioteca de Philip K. Dick donde elegir.
-Clásicos juveniles: A diferencia de lo que se suele pensar, El señor de los anillos no es necesariamente el mejor libro para regalarle a un niño. Muchos abandonaron la obra, decepcionados, tras ver las películas. El libro, aun siendo una indiscutible obra maestra de la fantasía, es largo y denso. Tal vez sea mejor empezar con algo de Laura Gallego, C.S. Lewis, George R.R. Martin o J. K. Rowling o incluso presentar al adolescente en cuestión el genial mundo de la novela gráfica: 300, Watchmen, Sin City, son algunos de los títulos que además cuentan con la promoción cinematográfica como apoyo. Por otro lado, algunas editoriales presentan obras dirigidas al público juvenil que no tienen nada que envidiar a las dirigidas al público adulto. Alfaguara dispone de un excelente catálogo que incluye desde Irène Némirovsky a José Antonio Cotrina. Intentemos recurrir a las sagas tipo Crepúsculo sólo en última instancia; cualquier lectura es buena, pero unas son mejores que otras.
-El libro comodín: ¿Qué regalar a alguien a quien apenas conocemos? Desde luego es complicado elegir un título para alguien de quien desconocemos gustos y tendencias en cuanto a la lectura. Si disponemos de un presupuesto generoso, podemos recurrir, como hemos mencionado antes, al libro fetiche, a alguna edición especial de algún clásico no muy trabajoso, como puede ser alguna antología poética no muy alternativa o cualquier obra de Dickens o de las hermanas Brönte, por poner algún ejemplo. Algunas obras recientes están cautivando tanto a lectores profesionales como ocasionales, como es el caso de la trilogía de Stieg Larsson o del autor japonés Haruki Murakami (After Dark, Tokio Blues, Kafka en la orilla…). Y si realmente estamos desesperados, y nuestro presupuesto pasa de generoso a muy generoso, siempre podemos regalar un lector tipo Kindle, y que elijan ellos mismos qué libros quieren para este día tan señalado.
Charles Dickens
Clive Staples Lewis
Haruki Murakami
Irène Némirovsky
Isabel Allende