Llegamos al final de la serie de minicuentos dedicados a Edgar Allan Poe con un relato de Juan Ángel Laguna, miembro de Nocte y joven promesa del mundo del terror:
—¡Mi nombre es Edgar Allan Poe! ¡Mi nombre es Edgar Allan Poe!
Los alaridos del interno se ahogaban en la pared acolchada que enjugaba sus lágrimas y su saliva. Con los ojos desorbitados, se dejaba resbalar hacia el suelo, desmadejado como un muñeco de trapo.
—Mi nombre es Edgar Allan…
Sus pupilas se dilataron al adivinar la silueta entre las sombras, la espalda contrahecha, la piel viscosa, la grotesca cabeza de anfibio coronada en oro. Cuando los ojos biliosos se iluminaron como luciérnagas, se dejó caer al suelo gritando.
—¡Tú! ¡Tú! ¡Engendro de mis pesadillas! ¡Estás ahí!
—¿Por qué tanto escándalo? —Borboteó la criatura—. Tú escribías cosas mucho mejores. Seguro que estos tormentos te parecen sosos y manidos…
—No, no —intentó replicar el hombre, pero las palabras se difuminaban en su aliento.
—Vamos, ¿cambiamos otra vez de cuerpo? Esta vez es posible que alguien te crea.
A pesar de taparse los oídos y de repetir su mantra una y otra vez -mi nombre es Edgar Allan Poe, mi nombre es Edgar Allan Poe-, las lágrimas se desbordaron por ¿su? cara. La carcajada de aquel demonio perforaba su cerebro, arrastrándose hacia lo más profundo de su alma.
Juan Ángel Laguna Edroso es el responsable de la web OcioZero. Escritor, ingeniero, inventor del libro de plástico, esgrimista y editor de La Biblioteca Fosca, es miembro de Nocte y de la Asociación Aragonesa de Escritores. En su web personal recoge más información sobre sus proyectos actuales y futuros.
Edgar Allan Poe