Ayer estuve leyendo el Informe de Lectura 2008 [PDF] que elabora la Federación de Gremios de Editores de España. Es de agradecer que cada año tengamos acceso a un buen número de datos importantes dentro de la industria editorial, y así poder hacer cierto seguimiento sobre años anteriores.
Está claro que este informe influye en cierto modo en las políticas editoriales de las empresas y no he podido dejar de fijarme en un par de porcentajes que siempre acaban llamándome la atención año tras año. En el apartado de Géneros más valorados -no olvidemos que es una encuesta, así que, a mi entender, la gente siempre suele querer parecer más culta de lo que cree ser- sale ganadora por goleada la Novela histórica. Le sigue el género de Aventuras y luego llega el Fantástico y la Intriga seguida por el Romance -donde se remarca el rechazo casi unánime de los hombres encuestados-.
Visto así no es de extrañar el inmenso número de novedades que en los últimos meses abarrotan las mesas de novedades: Novelas históricas con aventuras con toques policíacos y gotas de fantástico. Añádase al gusto un poquito de romance y tenemos la búsqueda del Santo Grial de la Edición, la novela que abarca al 90% de los gustos de los lectores. (Aunque si es juvenil no estaría de más meter unos cuantos vampiros, claro)
No es de extrañar, entonces, que esas novedades vendan hasta cierto punto y resulten rentables, sin dejar de ser extraños cuerpos construidos a retales sobre cadáveres de novelas inconclusas. Si a eso le juntamos la obligatoria aparición de personajes históricos como protagonistas o secundarios importantes -es necesario para un título apropiado, como por ejemplo: El Manuscrito Frankenstein– tendremos la última hornada de literatura creada en España.