Si el perfomance y la poesía se fueran de copas y retozaran en una esquina, el resultado se llamaría perfopoesía. No busquéis su definición en el diccionario porque no existe. El palabro surgió el año pasado en la capital andaluza con motivo de “La Revuelta Sureña. I Festival de Perfopoesía de Sevilla”, y resuena estos días por las mismas calles en su segunda edición, que se celebra entre el 16 y el 22 de febrero.
Este festival nace con la loable intención de sacar a la poesía de sus catacumbas gafapastiles y acercarla al público mayoritario mediante ideas frescas y provocadoras. De muestra, un botón: “La habitación transparente”, de la poetisa madrileña Gracia Iglesias, obra en la que se encierra durante 72 horas en un habitáculo de metacrilato del que sólo puede salir con la ayuda de los transeúntes que le den libros a través de una trampilla, para que, mediante éstos, se construya una escalera. O el proyecto “Llenemos la Ciudad de Poesía”, con el que los organizadores animan a la gente a descargarse una plantilla de su página web para escribir en ella poemas, fotografiarlos, escanearlos y distribuirlos por la ciudad durante los días del certamen.
Promete bastante la actuación de los mexicanos “poetas pluscamperfectos”, que entre poema y poema practican la lucha libre y se dedican a insultar y amenazar al público si no respeta su acto poético (lo cual suele ser habitual…).
La edición de este año está dedicada a la Índia, lugar dónde existe una larga tradición de poesía recitada. También habrá espacio para la eterna “poesía baretera”, de tanta tradición en las cantinas hispalenses, y espacios y encuentros para que fluya el contacto entre público, autores y editores.
En la página web afirman que “hace tiempo que quedaron atrás los recitales de mesa y flexo. Ahora los poetas quieren subirse al escenario, improvisar, gritar sus poemas de manera distinta y fabulosa”. Sólo hay que ver la difusión que está teniendo la música hablada entre la juventud mundial, con fenómenos como el hip hop que devuelven a la calle el poder de la palabra , y cuya presencia en el programa -ya puestos- se echa en falta.