Por qué no me gusta el final de Harry Potter

Tras leerme Los cuentos de Beedle el Bardo y reconciliarme, en parte, con la señora Rowling, creo que ya puedo desgranar algunas de las razones por las que no me gustó Harry Potter y las reliquias de la muerte, que me parece uno de los peores cierres que se le podían dar a esta serie, maltratando a los personajes y a parte de los lectores. No creo que haga falta decirlo pero vienen spoilers y algunos de los comentarios son, obviamente, exageraciones.

En primer lugar, me parece muy bien que a la señora Rowling le caigan mal los mortífagos, después de todo consigue crear unos malos que, aunque arquetípicos, son terroríficos. Pero también son muy interesantes; al menos algunos, Colagusano no, ese sólo da grima. Seis volúmenes construyendo un personaje, Lucius Malfoy, arrogante y poderoso, a pesar del accidente del quinto, y aparece en el último momento como un pelele. Y no, no me vale que le tenga mucho miedo a Voldemort, que también, no puedes hacerle eso por muy insoportable que sea. Otro caso sería Bellatrix, la mortífaga favorita de su maestro, capaz de cargarse a Sirius Black y que es derrotada por una ama de casa cabreada. Pero el caso más deprimente es el de Severus Snape, que si bien también da grima y es insoportable, no puedes cargártelo así, con una de las muertes más ridículas que recuerdo, fuera de los libros cómicos. Presentar su obsesión enfermiza como redención me parece muy triste también.

Las muertes de los personajes, exceptuando quizá la de Ojoloco, parece estar hechas para que no parezca un cuento de Disney, no aportan nada a la historia y son más lacrimógenas que dramáticas; hay algunos caracteres que se merecían una muerte si no más digna sí más significativa. Otro caso a parte son los de Ron y Hermione, que ya sabemos que son adolescentes pero tampoco hace falta que la autora nos lo recuerde en cada capítulo.

Dumbledore es el único que sí gana en comparación con los otros libros, y eso que está muerto. El conocer más cosas sobre su biografía le da un carácter más interesante y, por fin, se muestra como el gran manipulador que es.

Mención a parte para los dos protagonistas de la profecía, Harry Potter y Lord Voldemort. Potter porque, nuevamente, demuestra que sólo es capaz de ganar gracias al trabajo de otros, de mucha suerte y de la inutilidad de los malos. Y Voldemort por que parece mentira que el mago más poderoso de todos los tiempos pueda ser tan simple.

El libro es muy irregular con momentos muy buenos, otros muy aburridos y algunos sencillamente vergonzosos, como la huida del banco y otros sospechosamente parecidos a alguna película taquillera (una estación de tren entre la vida y muerte, una revelación, ¿no os suena?). En general, no consigue una estructura clara pareciendo más un seguido de escenas unidas sin demasiada coherencia.

Pero sin duda, lo peor de todo es el epílogo, esas últimas páginas que casi todos lo seguidores de la saga estamos esperando sea una broma de mal gusto. Porque dice claramente cual es el futuro de las brujas: evitar que Howgarts cierre por falta de alumnos. Hermione puede ser la bruja más inteligente de su época pero se va a casar con un zopenco y dedicar a tener niños. Todos serán muy felices por que todo está lleno de niños, mensaje que me parece muy peligroso teniendo en cuenta la media de edad de lectoras de Harry Potter y los problemas de embarazos adolescentes que tienen en Gran Bretaña, ¿nadie ha pensado en denunciarla?

Al menos, del epílogo sabemos que Harry continua siendo tonto, aun no se ha dado cuenta de que si Snape no lo mató no fue por que fuera bueno, o valiente, sino por que estaba enamorado de manera enfermiza de su madre, y estaba dispuesto a que matasen al pequeño Potter para salvarla.