Me gustan los libros tanto como me gusta leer. Eso quiere decir que, muy a mi pesar, soy una víctima propiciatoria para todos esos editores que tienen un maldito buen gusto a la hora de elegir, maquetar y producir sus libros.
La verdad es que tal y como evoluciona la tecnología, la industria del libro tradicional tiene dos caminos claros para seguir funcionando, al menos de una manera parecida a como lo vienen haciendo hasta ahora: el Print-on-Demand o la fabricación del Libro-Fetiche.
Y es que un Libro es mucho más que un montón de información reunida sobre unas páginas de papel, es un objeto con un valor intrínseco, casi como un cuadro o una escultura. Un libro que incorpore detalles de calidad, cuidado, que a simple vista ya nos haga salivar mentalmente; ese libro puede sobrevivir a la revolución digital sin problemas. Siempre tendrá un público al que dirigirse.
Por un lado, los que, como yo, nos perdemos en los libros sin remedio. No me importa leer en la pantalla del ordenador, o en la de una PDA, o en un lector de e-books. La verdad es que es la manera más cómoda de leer en el metro o el autobús, pero hay libros que si me los pudiera permitir, tendría siempre en formato físico.
Por otro, existe una gran base que alimenta la industria del libro cada año, y es la existencia del Libro-Regalo. ¿Qué puedes regalar en navidades y quedar siempre bien? Un libro. Es una de las opciones más extendidas, sobre todo con la existencia de ediciones de lujo que quedan bien tanto para el que la lee, como para el que la va a usar como florero.
Hay novedades en todo este mundillo, claro. Innovaciones creadas, muchas veces, mirando hacia atrás, a antiguos modos de edición, como el de pequeños cuadernillos bien editados. Apenas cuarenta o cincuenta páginas en un formato agradable y que por poco precio nos puede parecer aceptable comprar uno o dos. Luego, claro está, siempre se pueden regalar.
Por ahora existe una gama media de precio entre el bolsillo y el lujo, posiblemente la que más vaya a sufrir en un futuro: los libros medianamente bien editados por más de 20 euros serán pasto de los lectores electrónicos, provocando una separación en cuanto a los precios y formatos. Eso claro, sin tener en cuenta la aparición de los sistemas Print-On-Demand y su abanderado todopoderoso: Google Books.
(Valencia, 1975) escribe bordeando territorios fronterizos, entre sombras y engranajes, siempre en terreno de sueños que a veces se convierten en pesadillas. Actualmente es el Coordinador de la red social Lecturalia al mismo tiempo que sigue su carrera literaria.