Arquitecto francés, Émile Aillaud desarrolló la mayor parte de su actividad tras la II Guerra Mundial, participando en varias grandes reconstrucciones, como el Les Courtillièrs o a Grande Borne.
Su estilo trataba de huir de la uniformidad industrial en favor de una individualización del espacio urbano. Son características suyas las formas abstractas, curvas o con forma de serpiente, mezclando obras de arte con el entorno.