La vida no es tan bella
Gracias a (o por culpa de) películas como La vida es bella, podría creerse que los campos de concentración no fueron tan espantosos como los pintaban, y que incluso había lugar en ellos para la infancia, los juegos y la imaginación. Lo cierto es que, al margen de la opinión que merezca la película, nos abría una nueva perspectiva sobre la temática del Holocausto: el punto de vista del niño condenado a vivir (y, lo más probable, morir) en un campo de…