Biografía de Francisco de Quevedo
Francisco Gómez de Quevedo y Santibáñez Villegas, más conocido como Francisco de Quevedo, nació en Madrid el 17 de septiembre de 1580 y falleció en Ciudad Real el 8 de septiembre de 1645. Es uno de los poetas y prosistas más importantes de la lengua española y del Siglo de Oro; asimismo, también trató el ensayo político y filosófico (La cuna y la sepultura) y fue un asiduo traductor y crítico literario.
Quevedo fue conocido especialmente por su defensa del conceptismo como estilo literario y sus múltiples trifulcas políticas. De entre todas ellas, su enemistad con el célebre poeta barroco Luis de Góngora fue la más sonada.
Nacido en el seno de una familia aristócrata, Quevedo estuvo ligado a la corte y a las altas esferas del poder a lo largo de toda su vida. Se educó en el Colegio Imperial de los jesuitas, y posteriormente en las Universidades de Alcalá de Henares y Valladolid, centrándose en la teología y los idiomas. Su amistad con el duque de Osuna y más tarde con el Conde-Duque de Olivares fomentaron su prestigio, llegando a ser Caballero de la Orden de Santiago, si bien tuvo varias caídas en desgracia que lo empujaron al destierro en varias ocasiones.
Finalmente, debido a los casos de corrupción que rodeaban al Conde-Duque y las sospechas de este hacia el autor, fue encerrado en una pequeña celda del convento de San Marcos, del que salió con la salud muy afectada, retirándose definitivamente a la Torre de Juan Abad, desde donde se trasladó a Villanueva de los Infantes, donde murió.
Poemas de Francisco de Quevedo
La obra poética de Quevedo aborda una gran variedad de temas. Su producción suele clasificarse, atendiendo a su contenido, en poesía satírica y burlesca, poesía moral y filosófica, poesía amorosa y poesía política. Frente a sus textos satíricos y burlones (desde sus letrillas y sonetos, pasando por su prosa picaresca, como puede apreciarse en su obra más conocida, Historia de la vida del Buscón, llamado don Pablos), destaca su poesía más seria, que refleja su temática reincidente, centrada en tópicos como el tiempo y la muerte.
De entre todos sus poemas el más conocido es «A un hombre de gran nariz», dedicado a su gran enemigo Luis de Góngora.
A un hombre de gran nariz
Érase un hombre a una nariz pegado,
érase una nariz superlativa,
érase una alquitara medio viva,
érase un peje espada mal barbado;
era un reloj de sol mal encarado,
érase un elefante boca arriba,
érase una nariz sayón y escriba,
un Ovidio Nasón mal narigado.
Érase el espolón de una galera,
érase una pirámide de Egipto,
las doce tribus de narices era;
érase un naricísimo infinito,
frisón archinariz, caratulera,
sabañón garrafal, morado y frito.
Fotografía recortada de Fondo Antiguo de la Biblioteca de la Universidad de Sevilla from Sevilla, España, CC BY 2.0, vía Wikimedia Commons
Publicado por Yolanda Galiana el 21 de junio de 2023