En 1965 ingresó en la Congregación de Nuestra Señora (Canónigas de San Agustín), desde donde ha ejercido una gran labor social, especialmente en la erradicación del analfabetismo.
Además de una serie de relatos cortos, ha escrito una novela en la que con gran sensibilidad, narra los problemas de falta de amor y afecto, causa del sufrimiento de muchas personas.