Tras ser ingresada por unas fuertes migrañas, Angèle Lieby fue sumida en un coma artificial. Tras varias horas en ese estado los médicos dictaminaron que no podría recuperarse; pese a que ella había despertado, era incapaz de moverse o comunicarse.
En 2012 publicó un libro autobiográfico contando toda su historia, incluyendo cómo logró salvar la vida.