Estudió en Kiev y San Petesburgo, marchando en 1920 a Sofía, trabajando como conservador adjunto del Museo Arqueológico durante tres años. Después marchó a Francia, siendo profesor en Strasburgo y posteriormente a París donde fue catedrático de Arqueología Paleocristiana y Bizantina en el Collège de France. Fue miembro de la Academia de las Inscripciones y Lenguas Antiguas y de las academias francesa y británica. Recibió numerosos honores y fue Doctor Honoris Causa de varias universidades.
Sus libros tratan sobre el arte bizantino, en especial sobre su iconografía.