Resumen y sinopsis de El disputado voto del señor Cayo de Miguel Delibes
Una novela clave de uno de los autores más vendido y premiado del momento.Ha participado en esta ficha: bclaudia
Ha muerto Miguel Delibes
Tras varios días en los que su estado de salud se había agravado, Miguel Delibes ha muerto hoy, 12 de marzo de 2010 en la Valladolid que tanto amó y sobre la que tanto escribió.
Qué decir en estos momentos de Delibes que no se haya dicho mil veces, Premio Cervantes, Premio Príncipe de Asturias, ganador del Premio Nadal, miembro de la RAE... Eso, sin embargo, son sólo datos, información disparada que todos conocemos. Autor de novelas como La…
Otra de las novelas de Delibes que nos describen la realidad de la "España rural"... Muy interesante el contraste entre los chicos de la ciudad, los cuales se trasladan a los pueblos para intentar convencer a sus habitantes, de estos últimos, personas "aparentemente" más sencillas. De recomendada lectura.
Encaré este libro como una oposición entre campo y ciudad pero después de leerlo la verdad es que puedo decir que es un alegato en favor de la vida rural. La lectura es sencilla y deliciosa, y lo mejor es el impacto que supone en los políticos que llegan al campo comprobar que se hallan en un medio superior al de la ciudad. La disputa por el voto del título es simplemente una excusa que promueve ese impacto y el desengaño por encontrar a un campesino que les supera en supervivencia y sabiduría (el señor Cayo).
El tema que trata es interesante, pero creo que más valía un ensayo que una novela para referirse a él. La historia es más bien aburrida y los personajes no terminan de funcionar. Lo he terminado con alivio. Mi relación con Delibes empieza con mal pie.
Por un lado en esta novela se hace un buen retrato de la realidad rural, de la despoblación del campo, del olvido de las instituciones ante esta realidad y la autosuficiencia que se ha desarrollado en este entorno. Por otro lado, gran bofetada a la política que hace acto de presencia para conseguir votos sin entrar a profundizar en esta realidad. A pesar de los años, sigue teniendo vigencia.
Delibes nos sumerge en las primeras campañas políticas de una España democrática que todavía está en pañales y por destetar.
La caza del voto lleva a unos jóvenes idealistas a un pueblo vacío y ruinoso de Castilla, en el que pretenden dar doctrina.
Ahí darán con el señor Cayo; un hombre afable e iletrado en estas materias, pero que tiene una ancestral sabiduría para todo lo que huele a campo y a naturaleza.
Una especie de Robinsón o anacoreta reposado, que vive de lo que la tierra le da, y que está muy alejado de la sociedad consumista que nos oprime y nos atosiga.
La novela confronta dos formas muy diferentes de entender la vida.
Por un lado está la urbe salvaje y manipuladora. Y por el otro está el contemplativo y liberal mundo rural, que cada día está más reducido a cenizas y en vías de una agónica y dolorosa extinción.
Magistral lección de uno de los grandes de las letras españolas.
Genial narración que enfrenta a la sociedad rural frente a la urbana en medio de la vorágine de unas elecciones ambientadas en la Transición. El personaje del señor Cayo y el uso brillante del lenguaje plagado de términos relacionados con el campo son quizá las notas más sobresalientes de la novela.
Esta novela hubiera merecido mayor desarrollo, la ácida crítica a la clase política frente a la entrañable sencillez del Sr. Cayo; en todo caso creo que hubiera dado para mucho más.
El choque de las dos culturas, pero creo que ya no queda mucho de ninguna de las dos, el libro es entretenido y sobre todo los personajes de Delibes están muy bien trazados.
Divertidísimo reflejo de la naciente democracia en el mundo rural castellano.
Quizá en su día la historia despertaba mayor atención, pero el paso del tiempo nos ofrece una novela simpática y curiosa, poco más. Ni siquiera las turbulencias de la época tienen cobijo en sus páginas. La obra se centra en la dicotomía entre los mundos urbano y rural, pero esto Delibes, ya sabemos, lo ha logrado con bastante mayor éxito. La cogorza del final no se explica bien del todo. Parece como si el maestro tuviera urgencia por finiquitar el cometido.