Resumen y sinopsis de Psiquiatras, psicólogos y otros enfermos de Rodrigo Muñoz Avia
Rodrigo Montalvo es el colmo de la placidez. Sus hijos, su mujer y su gato le quieren con locura. Trabaja, con muchísima moderación, en la empresa de su padre y vive en un gigantesco chalet. Y, además, es un hombre feliz. O al menos, eso ha creído siempre. Hasta que un buen día un psiquiatra, cuñado suyo para más señas, empieza a hacerle dudar. Y el mundo cae sobre su cabeza. Nuestro héroe quiere saber qué le pasa, y visita las consultas de psicólogos, psiquiatras, hipnotizadores y curanderos, que aportan soluciones desternillantes y, por supuesto, no dudan en saquear su cartera. Pero la mayor sorpresa no llegará hasta el final, y vendrá de quien menos lo espera... Rodrigo Muñoz Avia consigue hacernos reír y pensar al mismo tiempo. Su novela Psiquiatras, psicólogos y otros enfermos nos recuerda entre sonrisas que, más que intentar estar bien de la cabeza, la mejor meta para nuestras simples vidas debería ser vivir contentos y hacer un poco más felices a los demás.
Confieso que no comprendo el propósito de esto, pero Psiquiatras, psicólogos y otros enfermos, resulta difícil de clasificar y mucho más de asimilar. Porque, a pesar de que lo venden como una novela de humor por su supuesto contenido paródico, en realidad se asemeja más a un drama o a la crónica de un ser sin personalidad alguna. Todavía no lo he decidido.
El autor de esta aberración sin sentido, Rodrigo Muñoz Avia, era un total desconocido para mí. Y, siendo sincera, estaba mucho mejor sin conocerle. La verdad es que resulta un escritor mediocre, que cuenta con una prosa vacía pero con un ritmo dinámico, un lenguaje puramente funcional, unas descripciones demasiado parcas y unos personajes que, en el mejor de los casos, te resultan superficiales. Y en el peor, profundamente irritantes.
Psiquiatras, psicólogos y otros enfermos, pretende narrar una historia extravagante, que tras múltiples giros, nos presentará al final el típico mensajito optimista. Es una pena que el desarrollo logre conseguir un engendro literario repetitivo, aburrido y sin ningún valor ético, moral o similar. Pero juzgad vosotros mismos. Y es que esta historia cuenta las vicisitudes de Rodrigo (y no, no es una novela autobiográfica. El autor en un ramalazo descomunal de ego, ha decidido llamar al protagonista con su nombre), padre de familia, con una vida medianamente feliz, que de repente y, por una serie de circunstancias, a cual más absurda y que no voy a desvelar porque si no me cargo toda la historia, acaba convencido de que padece de graves trastornos mentales tales como depresión, parafasia, nervios, etc… Inicia así un periplo por varios especialistas para intentar curarse, hasta que llega al fondo y, como todos, vuelve a salir a flote. Y, reconozco que tiene golpes muy divertidos, sobre todo en la primera mitad. Pero, de repente, cambia el tono general del libro, y se convierte en una historia dramática que no termina de encajar con lo que estás leyendo ni con el personaje principal. El desenlace, como ya anticipé antes, es una especie de happy ending con lección vital optimista. Nada nuevo que te sorprenda, te enriquezca o que puedas utilizar para crecer como persona.
En definitiva, Psiquiatras, psicólogos y otros enfermos, es una lectura prescindible que no acaba de convencer. Y aunque su rápida lectura y las carcajadas que produce en algunos momentos, te permite disfrutar de un rato agradable y entretenido, la visión que ofrece sobre los profesionales (o no tanto) del sector, resulta tan banal y poco afortunada que no deja de rechinarte durante toda la lectura. Así que mi consejo es que no perdáis el tiempo con “esto”. Sin duda vuestra salud mental os lo agradecerá.
Está claro que su intención no es ser profundo, pero tampoco lo encontré gracioso ni me pareció una historia interesante. Cae en la crítica fácil y estereotipada, y se queda muy lejos de por ejemplo Tom Sharpe, que quizás podría ser un referente, dado el tipo de humor que el autor busca. Para mí, un libro muy flojo (aunque quizás tenía yo un mal día, o no lo pillé en el momento adecuado...).
Se trata de un libro de lectura muy fácil, amable, que te hace sonreír en varias ocasiones. Hay algún pasaje realmente divertido. La historia es simpática, desenfadada, con una pequeña metáfora final.
Una lectura más que liviana. Casi sin una historia que contar, es un resumen de anécdotas familiares simples. No da la categoría de humorística, es más bien simpática, hasta sosa. Prescindible.
Con tanta buena crítica me lo esperaba mejor... pero bueno, ¡en general está bien! ¡Se lee fácil y es entretenido y gracioso!
Un libro sumamente agradable y entrañable. De esos que da gusto leer y que te dejan, de forma cuasi permanente, con una sonrisa dibujada en la cara.
Emplea un lenguaje sencillo y ágil. Recomendable para pasar un muy buen rato.
Libro de lectura fácil y momentos en los que te quedas con una sonrisa en la boca. Muy entretenido.
Humor suave. No está mal para pasar el rato. Reúne un buen montón de tópicos, sobre todo el de los psicólogos que no tienen ni idea de lo que aconsejan a los demás y compone una comedia ligera.
Muy cómico. De esas lecturas en que te quedas con una sonrisa permanente. Un libro para relajarse y pasar un rato agradable.
Te vas a reír seguro con el personaje principal de este libro. Divertidísimo es el adjetivo que mejor lo define.