La Feria del Libro de Madrid es una de las citas más importantes del mundo editorial español del año y es el momento esperado, junto a la de Barcelona, por muchas editoriales para presentar sus novedades,pasear a las “vedettes” del año y, normalmente, o quejarse mucho de lo poco que se lee en este país. Como uno de los eventos culturales más importantes del año, atrae la atención informativa y todo lo que pasa a su alrededor se magnifica. Dentro de este contexto podríamos entender el revuelo organizado por uno de los apartados de su reglamento, en el que se especifica que no pueden participar aquellos editores que se dediquen a los libros “electrónicos o de libros que se publiquen por Internet o mediante cualquier otro soporte distinto de la tradicional edición impresa”.
A partir de aquí, han aparecido diferentes versiones de lo más variadas desde las que hablan de “caverna” a las que dan como razón la falta de sitio para expositores o la falta de interés demostrada en otros años por los “editores electrónicos“. Si se trata de cualquiera de los dos últimos casos, no entiendo la necesidad de especificarlo en el reglamento, pero se trata de un asunto de organización interna en el que ni entro ni salgo. Pero las recientes declaraciones del director de la Feria de Madrid, Teodoro Sacristán, afirmando que un e-book no es libro parece que dejan claro que no se trata de un problema de espacio. Aunque teniendo en cuenta que se trataba de un encuentro electrónico podemos deducir que tampoco eran unas declaraciones. Mientras esperamos que nos aclaren que un e-book no es una gallina me surge otra duda, si un libro digital no es un libro, tampoco será tan asustante que se puedan descargar desde internet, ¿no?